Etiquetas íñigo lejarza

Esta peste que nos ha tocado vivir nos recuerda que no es lo mismo teletrabajar que acudir a una fábrica o a una oficina; ni es lo mismo hacer una videoconferencia con los amigos que estar sentados en un tertulia hablando paja o deambulando en una fiesta, o transitar del dormitorio a la cocina se compara con pasear por el parque o caminar en la montaña.

Pese a que se sabía amenazada, en razón de su avanzada edad, no le preocupaba tanto su bienestar personal como el incierto futuro que esperaba a aquellas criaturas que apenas estaban comenzando la travesía.

Poco a poco comencé a abstraerme del ruido circundante y a desaparecerlo de mi paisaje anímico. Pero en estos últimos años el ruido ha vuelto. Más complejo y extenso que nunca. Más cercano y más amenazador.