El mes de diciembre llega todos los años con un aire diferente: los días soleados, el viento fresco, la comida festiva, los intercambios de regalos y las reuniones con familiares y amigos.
El ambiente invita a estar feliz, pero no todas las personas lo logran. Hay quienes se sienten forzadas a mostrar una felicidad y alegría que no sienten o a asistir a actividades y fiestas que no son de su agrado.
“No seás tan Grinch” es una frase que se escucha mucho, en alusión al personaje de cuentos y películas que intentó robarse la Navidad. Sin embargo, hay quienes se identifican con el Grinch, porque están en contra del consumismo que impera o porque están viviendo duelos.
La psicóloga Elena Rivera pidió considerar que para muchos esta podría ser la primera Navidad sin un ser muy querido que ha muerto o que recién pasó una separación dolorosa.
“Tal vez nosotros podamos ver la mesa llena de sillas con personas valiosas, pero para algunos habrá una silla vacía que no puede llenarse con nadie más.
“Si nosotros somos esa persona, tenemos que recordar que está bien no estar bien. Los duelos deben transitarse. No podemos quedarnos varados en ellos, pero tampoco pretender que van a irse mágicamente porque llegó Navidad”, añadió.
La tristeza es un sentimiento que debe navegarse sin forzarse. El mundo no es más bello solamente por ser Navidad. El perfeccionismo produce estrés y nos hace vulnerables. No podemos forzarnos a estar felices, vamos a hacernos daño”, dijo el psicólogo español Víctor de la Torre a la cadena TVE.
Algunas otras personas compararán esta con las navidades de su niñez y sentirán nostalgia.
También, dijo Rivera, para quienes están pasando por una depresión, el solo hecho de que llegue esta época presenta un estrés adicional.
Positividad tóxica de fin de año
En esta época, la positividad tóxica llena todavía más los espacios. Frases como “no hay pretexto para no estar agradecido”, “Navidad es época para estar felices”, “vos tenés mucho para estar agradecido” se escuchan más, y esto puede ser dañino para algunos.
En una entrevista anterior, la psicóloga Paola Vargas indicó que no podemos minimizar los sentimientos de otros ni cuestionar que no estén felices, cuando cada emoción debe ser vivida.
Por el contrario, es momento de acompañar a las personas en su dolor en la medida en la que cada una quiera hacerlo. Algunas podrán evitar del todo los festejos, pero otras podrían estar abiertas a actividades pequeñas para compartir con los más allegados. Por eso mismo, no se trata de dejarlos solos, sino de escucharlos y saber cómo quieren vivir esta época.
Tampoco se trata de ‘echarse a morir’
Los psicólogos insisten en que no se trata de quedarse estancado, si no de ponerle nombre a los sentimientos y emociones y no forzarse a la felicidad. También es reconocer que esto debe tener límites.
Se aconseja pensar en a quién nos gustaría tener cerca y cómo, si quisiéramos comer algo especial o hacer alguna actividad. Si hay alguna muerte cercana puede hacerse un acto para honrar a la persona; si se trata de un duelo por ruptura amorosa, conviene intentar nuevas actividades que tal vez antes no se pudieron hacer. Poco a poco salir, en la medida en que nos sintamos más cómodos, buscar qué nos genera felicidad.
También es necesario reconocer que podemos necesitar ayuda y buscar el apoyo de un profesional en Psicología o de grupos en las comunidades y centros de salud que permitan sobrellevar estos sentimientos.
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