La nueva cepa del coronavirus en Reino Unido, que parece estar propagándose más rápidamente que la versión original, provocó que el Gobierno extremara medidas para proteger a sus habitantes. Así se anunció el sábado 19 de diciembre.
La conocida expresentadora e influencer Jalé Berahimi, quien vive al sur de Londres, conversó con Viva sobre lo que se está viviendo en los últimos días.
Momentos de angustia y tristeza han acompañado a la también empresaria, quien soñaba con pasar Navidad y Año Nuevo en Costa Rica, país al que no puede venir desde febrero por las restricciones implementadas.
Jalé vive en Barton le Clay, poblado ubicado a 30 minutos de la capital, Londres. Desde que se detectó la nueva cepa se implementaron restricciones. Ella habita en el lugar en donde las medidas son más estrictas (están en etapa cuatro): solamente puede salir a hacer deporte en burbuja o a realizar compras al supermercado o la farmacia.
“Nosotros estamos en etapa cuatro. Lo que pasó es que el virus mutó y se expande un 70% más rápido, entonces el Gobierno dijo que no podía arriesgarse. Nos encerraron desde el 21 de diciembre y el 30 nos vuelven a dar medidas, pero siento que esto va para largo”, detalló.
Jalé no oculta la tristeza, pues parte de las medidas para evitar contagios incluyó la cancelación masiva de vuelos y trenes, por lo que Berahimi no podrá ver a su mamá, quien llegaría a pasar la Navidad con ella y su esposo Robert Atkinson.
“Es bastante triste. Mucha gente tenía planeado viajar. Mi mamá venía para acá. Tengo casi un año de no verla. Ni a mi familia. Es muy triste. Gracias a Dios estamos con salud, bien”, dice Jalé, procurando mantener el optimismo.
Agregó: “Siento un montón de cosas. Primero soñaba que iba a poder pasar Navidad y Año nuevo en Costa Rica, nos imaginamos recibiendo sol (en Londres están en invierno). Eso no se pudo hacer. La segunda ilusión era ver a mi mamá venir, que tampoco se pudo al final. Me entra la nostalgia, lloré bastante el sábado (ese sábado 19 el primer ministro británico, Boris Johnson anunció las nuevas restricciones. Todo estaba listo para que su mamá llegara el 21). Pero luego pienso en otras familias que están pasando un momento peor, gracias a Dios todos los míos están con salud. Soy una persona muy positiva y mi esposo me ha ayudado a salir adelante y superar todo el año lejos de ellos”.
Aparte de no poder estar con sus seres queridos, Jalé cuenta que también es complicado estar en esta etapa de confinamiento justo en invierno, pues la primera vez que vivieron este encierro era verano, entonces podía salir a caminar o arreglar el jardín y disfrutar del día. Pero en esta estación cuenta que todo está gris, que el sol sale a las 8 a. m. y se oculta a las 3:30 p. m.
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Lo que se vive en Reino Unido
Jalé comentó que uno de los hechos que más angustia es que ahora mismo hay unos 5.000 furgones esperando para circular, pues se cerraron los puertos por 48 horas. A todos los conductores les hacen la prueba para permitirles desplazarse. Esos transportistas son los que importan o exportan los alimentos, Berahimi cuenta que una preocupación es que en unos días no podrían ingresar las frutas y verduras frescas que llevan desde España.
Jalé dice que en Londres nunca han dejado de cuidarse, que si bien se ven personas en la calle sin mascarilla, lo cierto es que la exigencia es que la utilicen al ingresar a todos los comercios. Añade que incluso en los parques se encuentra alcohol en gel y que cuando era posible ir a restaurantes, no se permitía un ḿáximo de seis personas, y de antemano se sabía que las familias no podían mezclarse.
“Ahorita que está la vacuna se la aplican a médicos y personas con factores de riesgo. Conforme pasa el tiempo, cada vez hay más posibilidades de que se facilite. Tengo fe de que las cosas cambien de aquí a febrero a marzo”, dice.
Jalé admite que es precavida y que junto a su esposo se cuidan bastante; sin embargo, no ha entrado en pánico.
“Somos histéricos con la mascarilla. Siempre he sido histérica de la limpieza. Cuando se podía salir se salía pero no había abrazos, ni besos, y sí mucha distancia. Hay que ser desconfiado”, dice Jalé, quien asegura que en Londres es una persona más casera y que su mayor cercanía ha sido con unos vecinos con quienes por ahora, no se puede reunir.
Con respecto a los hospitales, Jalé cuenta que aún dan a basto. Y que las pruebas de coronavirus llegan a las casas, el seguro las facilita.
Una curiosidad es que cuando una persona debe guardar cuarentena porque llegó de otro país o salió positivo por coronavirus, las autoridades se comunican a su teléfono y que en caso de que la persona no responda se lo intervienen para saber si es que desacató las órdenes y salió de su casa. La multa por incumplir es de unos $3.000.
Así será su Navidad
La ilusión de la Navidad mantiene con entusiasmo a Jalé, cuenta que ella, su esposo y su perrito Spike tendrán una cena navideña bastante generosa, pues habían planeado compartirla con su mamá. En esta etapa ella no puede mezclarse con otras familias, por lo que no celebrarán con amigos.
En estas fechas disfrutará de los platillos típicos de Londres y del aroma a Navidad, pues está impregnado en las candelas que tradicionalmente colocan en todas las casas.
“Viven la Navidad al máximo, decoran impresionante. Tienen medias donde ponen sorpresas y uno las abre el 25 en la mañana. El 24 en la noche celebran pero principalmente la celebración es el 25. Una de las cosas que me gusta mucho es que como se pone tan frío enfocan la publicidad en ayudar a los más necesitados, eso es impresionante. Promueven ayudar en estos tiempos fríos, a quienes son golpeados por la pandemia, a los niños que no tienen regalos y a los animales. En la calle uno ve cajas ya llenas con cosas para donar”, asegura. Esta es la tercera Navidad que pasa en su nuevo hogar.
Acerca del trabajo, Jalé dice que cuando viajaba a Costa Rica tenía mayor presencia, aún así continúa como influencer de algunas marcas. Hay quienes incluso le envían los productos hasta su casa. En Instagram es seguida por 469.000 personas.
“El tico ha sido muy leal a pesar de la diferencia de horario (hay seis horas de diferencia). Me ha servido mucho este tiempo por que le puedo dar más atención a los seguidores, cuando me preguntan algo de cualquier marca me tomo el tiempo y respondo y recomiendo. Tener tiempo libre me da ese plus. Uno trabaja gracias a ellos”, explica.
Con respecto a su marca de trajes de baño Jale Swimwear, Jalé dice que el negocio va bien y que en Costa Rica cuenta con ayuda en la parte de envíos y servicio al cliente. Ella confía en que pronto todo mejore para ella, su familia y el mundo.