El Festival Nacional de Danza, en su edición 17, demuestra madurez y definición; si recordamos que su primera convocatoria fue en 1986, podemos asegurar que muchas cosas se han revisado y transformado para consolidarse como un espacio fundamental del campo de la danza en Costa Rica.
Lo más importante es haber definido su perfil como evento que valora y promueve el repertorio para permitir a los intérpretes madurar las obras, a los creadores mantenerlas activas y al público conocer su acervo dancístico. Sin embargo, todavía se puede mejorar el concepto y manejo del repertorio, con el propósito de que nuevas generaciones y público en general disfruten y conozcan nuestro patrimonio coreográfico. Al menos, en esta oportunidad, se programó La casa de Bernarda Alba creada por Cristina Gigirey en 1978.
Otro aspecto interesante de este festival es que programa nueve jornadas y mantiene buena presencia de artistas internacionales –Brasil, España, Alemania, Colombia y México-, permitiendo contacto con creadores y maestros de otras latitudes. Además paralelamente, ofrece conversatorios para estudiantes y profesionales.
De lo visto en la función que comento, puedo señalar el riesgo de haber programado dos dúos masculinos. No obstante, el tratamiento, las temáticas y dramaturgia de las obras nos atrapó.
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El primer dueto Efecto rebote creación del grupo Mozote Danza, conformado por los intérpretes y autores: Dennis Castillo y Michael Céspedes, ofreció un trabajo de corta duración, en el que evidenciaron, fluidez en el movimiento, capacidad de síntesis al tratar el tema del equilibro entre la libertad y dependencia en una relación personal. Aún les falta, mayor proyección escénica para sacar mayor provecho de la obra.
En la segunda parte vimos a los brasileños, integrantes del grupo Atelié do gesto: Daniel Calvet y Joao P. Gross que ejecutaron O Crivo, obra inspirada en el texto Primeras Estórias del escritor Joao Guimaraes Rosa (1908-1967). Durante 50 minutos, Gross logró llevarnos en un viaje desde la quietud hasta la vitalidad mediante la relación de dos individuos que mantuvieron su identidad a pesar de experiencias que los transformaron. Tanto Calvet como Gross son bailarines que al ejecutar sus movimientos alcanzan diversidad de cualidades que van desde la inmovilidad corporal hasta la destreza sinérgica apoyados en una banda sonora efectiva. También, a nivel compositivo, el autor sin agotar a los espectadores, con los dos cuerpos generó imágenes sugerentes que recuerdan geografías complejas y agrestes como el Sertón brasileño, donde predomina el abandono, la pobreza y muchas carencias de la vida rural. O Crivo es denuncia, contenido y poesía danzada y economía de recursos escénicos.
Ambos trabajos gozaron de buen diseño de iluminación y vestuario adecuados para sus temas abordados y un teatro, casi lleno les aplaudió generosamente.
El programa de mano sigue sin dar las fechas de creación de las obras, elemento importante en un evento que valora la temporalidad.
Ficha técnica
XVII Festival Nacional de Danza Contemporánea
Coreografía: Dennis Castillo, Michael Céspedes y Joao Paulo Groos
Agrupaciones: Mozote Danza, Atelié do Gesto
Fecha: Jueves 9 agosto de 2018, 8 p. m.
Lugar: Teatro de la Danza