El barco pesquero Los Pericos, matrícula PP-5106, que transportaba a 20 personas (incluidos tres menores), resultó con un hueco en la proa al chocar con los restos de una nave hundida.
El accidente fue reportado al Cuerpo de Bomberos ayer a las 9:30 a. m. y sucedió cerca de la isla San Lucas, en el golfo de Nicoya, hacia donde se dirigían los turistas.
Ninguno de los pasajeros resultó afectado y la embarcación llegó por sus propios medios hasta San Lucas, donde fue amarrada al muelle. En ese lugar, personal de Bomberos y del Servicio Nacional de Guardacostas (SNG) comenzó a sacar el agua de la nave para evitar que se hundiera.
Los Pericos, que fue construido en madera en 1991, mide 16 metros de eslora (largo) y cinco metros de manga (ancho), según consta en los documentos de inscripción en el Registro Nacional.
Sin permiso. El SNG de Puntarenas informó de que el capitán de la embarcación pesquera, de apellido Barrientos, no contaba con el permiso de zarpe ni estaba autorizada para transportar personas.
No fue posible hablar con los pasajeros, pues cuando llegaron a San Lucas se fueron a recorrer la isla; su retorno a Puntarenas se dio sin problemas en horas de la tarde. El barco quedó en San Lucas.
Miguel Madrigal, jefe de los Guardacostas en Puntarenas, dijo que todas las personas se hallaban en buen estado.
En tanto, Héctor Chaves, director de Bomberos, manifestó que cuando llegaron a atender la emergencia, ya todas las personas habían abandonado la lancha. “Nuestra labor fue la de achicar (sacar) el agua de la embarcación”, dijo.
Antecedentes. La nave pesquera Los Pericos ha sido mencionada en informaciones periodísticas en anteriores oportunidades pues los Guardacostas habían atrapado a su tripulación en labores de pesca ilegal en aguas de la Isla del Coco, en el Pacífico.
El incidente sucedió el 11 de agosto del 2012.
En aquel momento, el Ministerio Público solicitó contra el capitán de la embarcación (cuyo nombre no se dio a conocer) impedimento de salida del país, prohibición de ir al mar y, por último, la obligación de firmar dos veces por semana.
Lo anterior porque se le atribuyeron los delitos de piratería y posesión o transporte ilegal de productos de fauna acuática. Según el informe policial de aquel momento, en el barco había 47 aletas de tiburón sin sus respectivos vástagos, dos atunes aleta amarilla, un tiburón zorro, un wahoo y dos tortugas verdes.
El proceso está en trámite y, según anunció en octubre pasado la Procuraduría General de la República, reclaman al capitán $76.316 por daño ambiental.