Paulo César Wanchope ve a Néstor Monge como su contención estelar y su líder en la media cancha, pero antes de depositarle su confianza le exigió anular dos aspectos con los que carga el jugar a lo largo de su carrera: olvidarse de las tarjetas amarillas por entradas a destiempo y eliminar por completo los reclamos a los árbitros.
Wanchope utiliza solamente un recuperador en su sistema 1-4-3-3 y para él es fundamental que el volante que ocupe este puesto no se vea mermado por cartulinas preventivas, mucho menos si se las gana por reproches al cuarteto arbitral.
El timonel hizo entrar en razón a un futbolista que tiene la reputación de golpear de forma innecesaria, por una lectura errónea de ciertas acciones, y también suele entrar en discusiones innecesarias con los silbateros, situaciones que al final terminan por pesarle.
“Paulo conversó conmigo, me habló de las entradas a destiempo, de las amarillas y los reclamos, que es algo que debo mejorar. Tengo que seguir trabajando en esto, porque dentro de la cancha me convierto y peleo por lo mío, no quiero que me quiten nada. Estoy jugando de contención, acompañado con dos jugadores que son casi creativos, así que debo resguardar más a la defensiva y acomodarlos a ellos”, señaló el mediocampista.
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Hasta el momento, Monge cumple con su palabra con Chope: no fue amonestado tras participar como titular y disputar los 180 minutos en los dos primeros juegos en el Torneo de Apertura 2018.
Además, únicamente ha cometido cinco infracciones en estos dos compromisos, lo que equivale a una cada 36 minutos. El promedio es sumamente bajo para un jugador que tiene como función primaria cortar y colaborar con la zaga.
“Uno tiene que madurar, toda la carrera ha sido prácticamente contra eso de las tarjetas amarillas y las faltas. Paulo me pidió que mejorara mi carácter, porque muchas veces las amarillas no son ni por las faltas, sino por reclamar. Me dijo que lo corrigiera para que pueda crecer como jugador, que ya había pasado mucho tiempo y seguía haciendo lo mismo”, agregó.
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Con el retiro de figuras emblemáticas de Cartaginés como Rándall Brenes y Danny Fonseca, Néstor también cambió su rol en el camerino, es uno de los capitanes, por detrás de Paolo Jiménez, y por ende, Wanchope requiere que dé el ejemplo a los más jóvenes.
El volante complementa los trabajos en el equipo con ejercicios específicos adicionales en un gimnasio que frecuenta. Ahí se enfoca en mejorar la potencia y agilidad.
“El trabajo extra es algo que me hace falta siempre. He ido progresando poco a poco, me hace sentirme cómodo y fuerte, por los recorridos que realizo. Son trabajos específicos, por lo general son 45 minutos o una hora diarios, o dos o tres veces por semana. Depende del trabajo que hagamos en el equipo, porque también se hacen ejercicios de prevención de lesiones y potencia en el club”, manifestó.
Otro de los requerimientos que le hace Wanchope es que juegue de primera intención, que esté más cerca de la pelota y que dé equilibrio en un esquema en el que buscan presionar mucho al adversario.
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Estos ajustes le permiten tener una mejor lectura, mantenerse en el bloque y evitar salidas innecesarias en sectores en los que está en desventaja. Adicionalmente, tiene más contacto con la pelota.
“Veía los partidos y quedaba muy lejos de la línea de ataque y muy cerca de la defensa, entonces llegaba tarde a la segunda bola o me quitaba y agarraban a la defensiva en contragolpe. Lo he ido mejorando y he estado más cerca de los compañeros”, finalizó.