Existe un principio según el cual no controlamos un porcentaje pequeño de hechos, pero es posible decidir cómo reaccionamos cuando se nos presentan. Puede ser algo sencillo, como la inesperada mancha en nuestra ropa al salir rumbo a una reunión, o momentos difíciles, como perder el empleo o recibir un diagnóstico negativo.
Vivir en positivo es la decisión personal de ver el vaso medio lleno, no destinar energía innecesaria a lo negativo y, más bien, vivir cada experiencia como una lección de crecimiento y gratitud por lo que tenemos. Nadie está exento de pruebas. En mi caso, una de las más difíciles fue mi lucha contra el cáncer de seno. No niego la muchísima angustia que me generó, pero mi primera reacción fue ver el lado conveniente: mejor que fuera yo y no una de mis hijas. Lo vi también como una oportunidad para demostrar, especialmente a ellas y a mis nietas, que una enfermedad no nos define, que viviría el proceso con fortaleza y buscaría tener más claridad de metas y prioridades para “esta segunda oportunidad”.
El país pasa momentos difíciles y estoy segura de que también se inicia la valoración de lo que tenemos. Gracias a la CCSS, a nuestro sistema de salud y a las autoridades por haber tomado medidas, como el llamado #quedateencasa y la adopción de buenas prácticas, como el lavado de manos, porque nos ayudarán a aplanar la curva. Hecho relevantes son también el preparar las instalaciones del Cenare y la compra de ventiladores a fin de estar preparados para lo venidero.
El #quedateencasa es también una oportunidad para departir más estrechamente en familia, tener más empatía y solidaridad para con las personas en nuestro entorno, sean colaboradores, amigos o desconocidos.
Es una oportunidad para repensar prioridades, sobre lo relevante en la vida, como la salud, la convivencia familiar, dar gracias por tener un trabajo y porque nuestros hábitos de consumo les den trabajo a otros. Esto último debe ser una prioridad nacional: el salvamento y la creación de empleos.
La mejor lección es que como país somos la suma de nuestras vulnerabilidades y fortalezas compartidas y cómo las decisiones responsables y solidarias de cada uno influyen negativa o positivamente en la vida de los demás.
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La autora es politóloga.