Mientras el sector formal observa rigurosamente las normas sanitarias, la burla representada por el negocio de las fiestas clandestinas aprovecha la oportunidad para atraer clientes. Una flagrante violación a la ley se da a vista y paciencia de las autoridades en Montes de Oca desde hace cinco meses, y continúa pese al allanamiento ejecutado hace seis semanas.