El presidente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), Gustavo Mohme, aplaudió la decisión del mandatario, Luis Guillermo Solís, de enterrar el proyecto de ley de radio y televisión , que permitía al Gobierno sancionar medios de comunicación por el contenido de sus mensajes.
El periodista peruano visitó ayer el país para reunirse con Solís, quien después de la cita firmó la Declaración de Chapultepec , con la cual se comprometió a que ninguna ley o acto de su gobierno limitará la libertad de expresión y prensa. Para Mohme, el único que puede juzgar a un medio es su propia audiencia, no el Estado.
¿Qué opina del polémico proyecto de ley de radio y TV?
Sin duda, es una mala ley. Si nos referimos estrictamente al articulado de la misma, puede que las intenciones sean otras (...). Existe coincidencia en que algunos aspectos del espacio radioeléctrico deben ser optimizados, como el pago de cánones. Pero la parte complicada es donde tocan contenidos. Hay definiciones, palabras y una serie de cosas que están siendo usadas en muchos países para cercenar las libertades y entonces expresamos la preocupación. Claramente, el presidente ha manifestado que ese proyecto ya murió, que no fue entendido, que solo era un tema para debate y ratificó su compromiso con la libertad de expresión. No solo eso: en un acto público firmó la Declaración de Chapultepec , que es una declaración que choca con prácticamente todo lo que dice el texto de esa ley.
¿Qué era más preocupante?
El problema de ese texto es quién juzga (...). Nosotros sostenemos que el único que puede juzgar a un medio es el propio lector, el televidente y el radioyente. No debe haber circunstancias que fijen cortapisas al contenido.
¿En cuáles otros países se fijaron sanciones al contenido?
En Venezuela y Ecuador. Son los únicos dos países donde se tocan estos aspectos.
¿Cuánto preocupaba a la SIP lo que pasó en Costa Rica?
Para nosotros, Costa Rica es un referente (...). Veníamos preocupados porque había señales e informes sobre la situación que se estaba viviendo acá. Esto está ocurriendo en América; en todo lado hay intentos por regular, pero aquí lo que preocupó más fue la génesis de la misma, que hasta ahora no hay una autoría, no hay un padre de la criatura. El presidente nos admitió que la misma ministra no lo había leído, o sea, nos parece dramático pero, felizmente, se dio marcha atrás.
¿La SIP estará vigilante?
Sí, porque la libertad de expresión no es un fin, no es que se logra y ya está, la libertad de expresión es un ejercicio cotidiano.
¿Siempre existirá un riesgo?
Las amenazas son permanentes; ya lo hemos visto, no he escuchado un proyecto de ley que comience por los lados positivos. Siempre vamos a defender a los periodistas para que puedan poner lo que quieran y el periodista tenga la libertad de expresión, pero eso significa que es un medio donde hay una anarquía. Si no hay una dirección, un medio no camina (...). Legislar y regular en ciertas circunstancias que funcionan bien, me parece un despropósito. Hay siempre una situación de peligro, no diría que es grave en Costa Rica.
¿Qué implicaciones tiene la Declaración de Chapultepec ?
Es un compromiso que contempla mandamientos muy claros, de los cuales muchos tocan los temas que tenemos en discusión en estos momentos (de la ley mordaza). No se invita a todos los presidentes a que la firmen, asumimos que algunos no van a cumplir y otros se han negado.
¿Le pidió una explicación al presidente Solís?
Él fue muy enfático en expresar su respeto a la libertad de expresión y en lamentar en cierta manera este episodio, que él ya da por cerrado. No hay nada que discutir; reiteró su compromiso en materia de libertades y el deseo de contribuir en resolver las cosas que quedan pendientes.
¿Quedan satisfechos?
En lo que atañe a la misión de esta visita, sí.