Su nacimiento fue el número 11 en la familia Rocha Arias y todo un reto para la medicina. Desde agosto del 2005, Yurelia y Fiorella escribieron una libreta de viajes y sueños para sus padres, su abuela y sus hermanos.
Las gemelas nacieron unidas por el tórax, hasta que en noviembre del 2007, los médicos alcanzaron el complicado objetivo. Con una exitosa operación, en Estados Unidos, lograron separar sus cuerpos, pero ambas siguen unidas en el juego, el estudio y las ilusiones.
“Teníamos la fe puesta en que la operación iba a salir bien, y gracias a Dios, así fue. Mi mamá se fue con ellas a California por más de un año y recibieron todos los cuidados. Ahora van a la escuela, juegan con los primos y están muy bien. Lo único es que hay que cuidar su alimentación y el asma”, dijo su hermana, Kenyi Rocha.
Las niñas viven en Alajuelita, cursan el tercer grado en la escuela 15 de Setiembre y asisten a la guardería Roble Alto, en Hatillo.
De los nueve casos de siameses que se han registrado en Costa Rica desde 1977, ellas son las únicas que han sobrevivido. Ayer celebraron su noveno cumpleaños.
“Estas niñas son juguetonas y risueñas. Las chiquillas están lindísimas, bailan, juegan y viven una vida normal. Lo único es que padecen de asma, pero la mamá se preocupa porque todos los días vayan a estudiar y, cada mes, asisten al hospital a control médico”, dijo la abuela María Teresa Arias.
Diferencias. Mientras Yurelia disfruta con las tablas de multiplicar en la clase de Matemática, Fiorella le huye a los números y prefiere leer y escribir cuentos que ella misma inventa.
“Han sido mis alumnas desde segundo grado; son esforzadas en sus estudios, pero son muy diferentes entre sí”, aseguró Laura Astúa, profesora de Inglés.
Debido a que sus padres, María Elizabeth Arias y José Rocha, trabajan, las niñas terminan su jornada en la guardería a las 5: 30 p. m.
“Todos los días, nos levantamos de madrugada. Vamos a la escuela y después a la guardería. Es bonito porque aquí venimos a aprender y a jugar con las amigas. Solo que a Yurelia le gusta más ver televisión”, expresó Fiorella.
En el 2010, las menores fueron ubicadas en un albergue infantil del Patronato Nacional de la Infancia (PANI), luego de que informes médicos del Hospital Nacional de Niños alertaran sobre sus continuas complicaciones de salud y vincularan la situación con las condiciones insalubres en que vivían.
“Luego del fallo del juzgado, a mis hermanas se les ha atendido como corresponde. Hay personas que, con mala intención, han dicho que a ellas no se les cuida o que mi mamá las golpeaba, y eso es falso. Toda la familia las adora”, dijo la hermana de las niñas.
Según la vocera del PANI, Fanny Cordero, se mantiene un seguimiento para verificar que las pequeñas estén bien de salud y que se acaten las medidas higiénicas que había impuesto el juzgado.
El martes pasado, unas siamesas nacieron en el Hospital de San Carlos, pero murieron a los 40 minutos por problemas respiratorios, según dijo el director del hospital, Alejandro Jiménez.
Fiorella y Yurelia fueron separadas el 12 de noviembre del 2007 en un hospital de San José de California, Estados Unidos. Una fundación privada costeó los gastos de estadía de las niñas y sus padres.