La Cámara Nacional de Turismo (Canatur) solicita que el control de las actividades de aventura, reglamentadas mediante decreto desde el 2016, se traslade del Ministerio de Salud al Instituto Costarricense de Turismo (ICT), ente especializado en el sector y con rango de ministerio.
Así lo manifestó a La Nación la directora ejecutiva de la cámara, Shirley Calvo, quien afirmó no sentir al Ministerio de Salud activo en el control de este tipo de actividad, tal vez por no tener la experiencia en el tema o tal vez por no contar con los recursos necesarios para hacerlo.
Calvo reconoció, empero, que no tienen claro cuál es el camino legal para hacer ese traslado. “No sabemos si se puede hacer mediante un decreto o había que hacer alguna modificación a la ley del ICT para que asuma este tipo de responsabilidades”, respondió Calvo ante una consulta.
En tanto, Eugenio Androvetto, director de Protección al Ambiente Humano del Ministerio de Salud, manifestó que esa entidad cumple en lo que le compete, según el reglamento, aunque es una tarea compartida con otras entidades. Para ello, agregó, el reglamento crea la Comisión de Turismo de Aventura, con representación de la entidad que representa, el ICT y Canatur, aunque reconoció que desde julio pasado el grupo no se reúne, a la espera de que se nombren nuevos representantes.
En lo relativo al traslado de controles al ICT, Androvetto adujo que ese es un tema del resorte de las autoridades superiores de la institución.
El ICT no se refirió a este tema, pese a que se le envió una consulta en la tarde, cuando Canatur emitió su posición.
La reacción se presenta ante hechos que han afectado en los últimos dos años al sector turismo, muchos de los cuales han derivado en fallecimientos de turistas extranjeros. Un recuento de La Nación indica que entre marzo del 2017 y el 10 de agosto de este año habían perdido la vida al menos 16 extranjeros en actividades turísticas en Costa Rica, entre ellos los 10 que murieron en el accidente del avión de Nature Air, en Corozalillo, cerca de Punta Islita, Guanacaste, el 31 de diciembre del año anterior.
El último de estos sucesos se presentó el sábado pasado cuando cuatro turistas y un guía murieron al volcarse las balsas en las que practicaban rafting, en el río Naranjo, en la localidad de Naranjito en Londres de Quepos.
Reglamento
Massi Devoto, presidente de la Asociación Costarricense de Profesionales en Turismo (Acoprot), consideró, por su lado, que hay suficiente normalización y que, por lo tanto no se necesitan ni más leyes ni reglamentos sino cómo hacerlos cumplir.
El control está establecido en el Decreto Ejecutivo N.° 39703-S-TUR del 22 de febrero 2016: Reglamento para la Operación de Actividades de Turismo Aventura. El decreto establece las obligaciones de los empresarios y determina que el Ministerio de Salud verificará el cumplimiento en las inspecciones que realice.
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Gustavo Alvarado, jefe de Gestión Turística del ICT, señaló que es responsabilidad de toda empresa que brinda servicios relacionados con actividades de aventura contar con los permisos de funcionamiento y operación del Ministerio de Salud, algo que deben tener en regla todos los negocios.
En tanto, Kathia Valverde, presidenta de la Asociación Costarricense de Operadores de Turismo (ACOT), aclaró que las empresas involucradas no pertenecen a ese grupo y recordó que constantemente llaman a que únicamente se contraten touroperadores que estén formalmente inscritos ante los diferentes entes gubernamentales y que estén afiliados con ellos.
“Nuestros asociados tienen certificación de guías de IRF (International Rafting Federation), la única licencia mundial para este tipo de actividad; además cumplen con las recomendaciones establecidas por las autoridades de seguridad, garantizando una operación responsable en cada tour ya que la vida está por encima de cualquier interés comercial”, afirmó Valverde.
En lo relativo al impacto de estos eventos en la imagen de Costa Rica, Calvo indicó que no llevará a algo que sea irreversible y que las cifras turísticas indican un buen año para el sector, mientras se espera también una muy buen temporada alta, a juzgar por las reservaciones.
Devoto, mientras tanto, considera que los eventos tienen algún impacto general sobre el país. “Cuando pasa esto, si usted pregunta por el nombre de la compañía quizá uno de cada 100 lo recuerda, pero todos sí hablan y conocen de la noticia", aseveró.
Eso sucede, continuó, pese a que miles de personas cada año hacen rafting en Costa Rica y el número de accidentes es muy bajo, lo cual indica que sigue siendo una industria muy segura.