Giancarlo Guerrero vive en Nashville, Estados Unidos, y se pasa buena parte del año viajando por el mundo, todo como parte de su trabajo como director de orquesta. Sin embargo, en medio de tanto ir y venir, siempre logra arañarle días al calendario y volver a Costa Rica, no solo para saldar deudas con el chifrijo y el arroz cantonés que solo aquí se hace como a él le gusta, sino también para dirigir, como lo hizo recientemente, en calidad de director invitado, con la Orquesta Sinfónica Nacional.
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En esta edición de Diálogos, el costarricense cuyo nombre se ha anunciado más veces como ganador del premio Grammy (ya suma seis, aunque nunca ha asistido a la ceremonia), habla sobre su década al frente de la Orquesta Sinfónica de Nashville. Guerrero también repasa las circunstancias particulares del inicio de su temprana formación musical, tras migrar de niño con su familia desde Nicaragua; y explica sus motivos para siempre buscar que un público más amplio y variado se acerque a las orquesta, abriendo los teatros y combatiendo los prejuicios alrededor de la música clásica, todo con el servicio comunitario como impulso.