- Yo le tenía pavor a la muerte. Sin embargo, a raíz de esta experiencia dejé de pensar en eso, porque no soy yo quien decide hasta cuándo vivir.
- Una de las primeras decisiones que tomé, a raíz del diagnóstico, fue evitar la autocompasión. Y desterré de entrada el “pobrecito”.
- Sé que si el Señor me mantiene aquí es por algo. Y procuro cumplir con su voluntad. También sé que la palabra cáncer no es sinónimo de muerte.
- Nunca dejé de ir al gimnasio, aunque estuviera molido. Tampoco abandoné las sesiones de yoga. Hasta donde me es posible, continúo con mi vida cotidiana.
- Afirmo e insisto en que de una situación difícil no es posible salir adelante sin la ayuda de Dios. Y que esa ayuda se manifiesta en los seres queridos, en los amigos, en la gente que sin conocerte, te manda a decir que reza por vos.
- Si usted, amable lector (a), a raíz de este relato, encuentra nuevos bríos para superar algún problema que le aqueja, me sentiré profundamente gratificado.