¿Será que este viernes 6 de abril fue la primera vez que el Teatro Nacional tuvo hip hop y break dance sobre su escenario? No me atrevo a asegurarlo, pero fue gratificante ver en este recinto una propuesta atrevida que fusionó la instrumentación orquestal con raperos y una banda construida sobre la diversidad rítmica.
La exquisita mezcla entre artistas de naturaleza contrastante se tradujo en cierto exotismo, pero más que nada en una velada gratificante.
Además de los puntos altos en el desenlace musical, se desarrolló también un discurso de optimismo desde las intervenciones protocolarias, así como en las palabras de los artistas colombianos invitados.
En el concierto inaugural del FIA 2018 se resaltó no solo el valor de la exposición artística del encuentro, sino también se hizo un llamado a la paz y al uso de la cultura como herramienta de progreso individual y desarrollo social.
El trabajo realizado por la Orquesta Sinfónica Juvenil es de celebrar. Su reto principal parecía estar en las partituras de acompañamiento para la dupla de raperos de Crew Peligrosos, que se hicieron acompañar de cinco intrépidos bailarines de break dance, un DJ y un tecladista.
Este proyecto, más allá de su ejecución artística, tiene también una razón de ser educativa, de empoderamiento y de rescate social en poblaciones de riesgo en Medellín.
Los raperos Henry Arteaga (JKE) y PFlavor destacan por un fraseo perfecto y una velocidad sorprendente. Su dinámica en tarima fue entretenida y cargada de energía. Llamó la atención también la presencia de samples con discursos sobre la problemática colombiana; hacen crítica, pero a la vez proponen, una idea que se sostiene también en la lírica dinámica del proyecto.
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En esta primera mitad el papel de la Orquesta fue más de armonía y ritmo pues los arreglos no se caracterizaban por un papel particularmente melódico. La ejecución fue intachable, bajo la batuta del destacado músico colombiano Juancho Valencia.Para la segunda parte, con el otro conjunto invitado de la noche, el trabajo orquestal tuvo un papel mucho más preponderante, pues así lo exigían los arreglos. Para esta parte la dirección fue tomada por el nacional Marvin Araya.
El trabajo de Puerto Candelaria destaca principalmente por la versatilidad y la inclusión de un sinfín de géneros, entre los que hay encendidos ritmos latinos, jazz, influencias folclóricas, rock e inclusive reinterpretaciones de música clásica.
Los seis miembros del grupo brillan en sus respectivos roles, ya sea en voces o instrumentos. Su propuesta se nutre también del humor y eso le da mucha frescura a la puesta en escena, además de que ofrece distensión, mientras se disfruta de hermosas o entretenidas canciones.
Su repertorio no podría ser más variado, con la inclusión de piezas originales que parecen provenientes de una amplia gama de artistas, sumando además versiones de obras de compositores tan disintos como Wolfgang Amadeus Mozart y Duke Ellington.
En la propuesta de un solo grupo se mezcla entonces desde el entretenimiento hasta la emotividad, una fusión que se agradece y se disfruta.
Adicionalmente al comentario sobre el emocionante concierto inaugural quisiera adicionar la importancia artística del invitado al FIA 2018.
Colombia, como nación, da un gran ejemplo del valor real que se le puede dar a la cultura. Actualmente el país se promueve como destino turístico a través de una campaña llamada Tierra de sabrosura, que aprovecha la existencia de 1.025 ritmos folclóricos conocidos en el país, según datos de ProColombia para el 2018.
Después de haber sido testigo de una noche musical única, no me queda más que recomendarle a la audiencia aprovechar el resto de conciertos y otras actividades artísticas que se desarrollan durante 10 días en diferentes escenarios con artistas internacionales y el talento nacional. Estoy seguro de que, como oyentes, podremos aprovechar una oportunidad de lujo.
Ficha del concierto
MOTIVO: Inauguración del FIA
FECHA: 6 de abril
LUGAR: Teatro NacionaL
ORGANIZACIÓN: Ministerio de Cultura