El presentador y periodista René Barboza pasó la Navidad aislado, encerrado en su casa y con una orden sanitaria, luego de resultar positivo por covid-19, el 13 de diciembre.
El también cantante recuerda lo angustiante que fue el momento en el que lo llamaron de la clínica para confirmarle que se había contagiado del nuevo coronavirus y que debía hacer cuarentena, pues por la diabetes que padece desde hace muchos años, es parte de la población en riesgo.
“Cuando a mí me dijeron que yo tenía covid-19 yo ya me imaginaba en el hospital. La verdad es que me asusté mucho por mi situación y a mí me daba miedo porque yo soy diabético pero he entendido que esta enfermedad es muy relativa y depende de muchas cosas.
Incluso en los primeros dos días yo sentía que yo me ahogaba y no era de la enfermedad, era algo mental porque yo decía: ‘yo diabético, con covid-19 y aquí solo’, entonces empecé a cuestionarme un montón de cosas y que nadie me visitaba, entonces llamé al médico y me dijo que lo que yo tenía era psicológico”, detalla.
Barboza explica que los únicos síntomas que tuvo fueron dolor de cabeza, pérdida del sentido del gusto y pérdida del sentido del olfato. De hecho, este último síntoma fue lo que le permitió darse cuenta de que tenía covid-19, pues un día antes de hacerse la prueba, preparó café y no le olía a nada.
La cuarentena la finalizó el pasado 26 de diciembre; sin embargo, hasta la fecha se continúa sintiendo muy agotado físicamente y afirma que no le sorprende, pues conoce a amigos que han quedado con secuelas.
“Yo de verdad le digo a la gente que nos cuidemos, que se lo tomen en serio, que no sean tan charlatanes con esto. Porque aunque a mí me fue muy bien y si a muchas otras personas también, no es a todos a los que nos da igual. Conozco amigos que han pasado por una Unidad de Cuidados Intensivos y que han quedado muy golpeados e incluso han muerto por esto, entonces hay que cuidarse”, afirma.
El cantante y exparticipante de Tu cara me suena hasta ahora desconoce cómo se contagió, pues frecuentemente salía de su casa por trabajo.
“He estado haciendo paellas y estoy haciendo serenatas en casas y cosas así, pero de esto se me pudo haber pegado hasta en el supermercado, porque es muy contagioso”, insiste.
Sin trabajo
De acuerdo con Barboza este virus llegó en el momento en el que más trabajo tenía con su negocio de venta de paellas, e incluso asegura que ya había comprado todo el producto que requería para cocinar y cumplir con los pedidos que tenía para Navidad.
“Me afectó mucho a nivel laboral. Imagínese que al final tuve que darle el producto a otros colegas, y de todas formas yo también quedé con un montón de producto, porque uno lo trata de vender a los colegas, pero no todos me querían comprar, porque como tenía el producto aquí en mi casa, seguro les daba miedo que yo los contagiara”, recuerda.
De hecho, la forma en la que se comportaba la gente, fue lo que más le llamó la atención del virus, pues asegura que le huían. Su padre le dejaba fruta afuera de la casa, sus hermanas y amigos también, pero nadie se acercaba.
Incluso, después de terminar la cuarentena la gente le anda “de larguito”.
“La gente le tiene miedo y yo se lo pongo así: si usted se da cuenta que yo tengo covid-19 en este momento y yo le mando una paella, usted no se la va a comer y hay miles de motivos para eso, porque hay un sentimiento de temor, una psicosis por parte de la gente que no se ha contagiado y que en algún momento se va a contagiar, porque tenga por seguro que en cualquier momento uno se puede contagiar”, agrega.
Barboza se siente agradecido de que el virus no le diera tan fuerte como en algún momento se imaginó y afirma que fueron días de mucho aprendizaje.
“Esto me enseñó a que primero tenemos que dejarnos de estar diciendo que eso es una conspiración, porque aunque hay manejos del Gobierno con los que yo no estoy de acuerdo, no podemos echarle la culpa de todo lo que pasa. Esto es una cuestión mundial y ningún gobierno va a querer que la economía se vea tan afectada por una situación de estas, porque ellos son los que reciben impuestos.
“También me enseñó a que hay que vivir el día a día y confiando en Dios para salir adelante y que hay que cuidarse porque yo veo que hay gente que está viviendo la vida loca que no se cuida ni nada”, comenta.
Barboza espera recuperarse de ese cansancio físico que aún lo aqueja, mientras se prepara para volver a trabajar.