La historia de la comediante Amy Schumer es una especie de cuento de hadas con muchas malas palabras metidas en el texto.
Para el 2011, Schumer todavía era una de tantos comediantes que se presentan en bares con una rutina de chistes vulgares y políticamente inapropiados.
¿La diferencia entre ella y el resto? Schumer era mujer.
Oriunda de Nueva York, hizo su debut en el 2004 con un acto en Gotham Comedy Club, un conocido local de stand-up comedy.
Mientras Schumer trabajaba como mesera y bartender para financiar sus sueños, el canal de televisión Comedy Central comenzó a grabar sesiones en vivo del club, incluyendo la suya.
En otra circunstancia, la oportunidad podría haber pasado por desapercibida. Sin embargo, Comedy Central tomó un especial interés por Schumer y por la persona en la que se transformaba en el escenario: una caricatura de franqueza, obscenidad y chiste.
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Boca sucia. Desde que su programa de televisión Inside Amy Schumer se estrenó en el 2013, la comediante ha tenido oportunidad de tirar pedradas a las casas con techo de cristal.
En las breves viñetas de las que se compone su show , le ha dado muy duro a la doble moral que glorifica al hombre promiscuo pero humilla a la mujer que hace lo mismo; al racismo condescendiente que practican los estadounidenses y, sobre todo, se ha dado muy duro a sí misma.
Desde el comienzo de su trabajo, Schumer elaboró una detallada personalidad que bien da la impresión de ser la suya propia: la de una mujer con cuestionable moral, con tendencias alcohólicas y pocas relaciones funcionales.
“Toda mi vida sentí que la gente quería que las chicas fueran más calladas”, explicó en entrevista con The New York Times .
El superyó que ha creado es un ruidoso pero efectivo escudo para las críticas. Schumer ha tenido el temple para convertir cualquier forma de reacción negativa en combustible para su agenda.
¿Es la boca de Amy Schumer demasiado sucia para la televisión? En The S**tter (una de las viñetas, una diseñadora de interiores incomoda a Schumer hablando en los términos más escatológicos posibles para describir su baño. La gran revelación del chiste es lo íntimo que puede ser la definición de lo grotesco. Lo que es normal para unos les revuelve el estómago a otros.
¿Es Amy Schumer lo suficientemente atractiva para tener su propio programa? En la viñeta Debating the dildo (en español, Discutiendo el consolador) doce hombres –entre ellos los actores Jeff Bloom y Paul Giamatti– se reúnen en una mesa a discutir acaloradamente que si Schumer fuera sexi no necesitaría un consolador para tener orgasmos.
El sketch es una astuta transcripción de los comentarios que inundan redes sociales, foros y hasta los medios serios de comunicación sobre si Schumer merece o no el éxito que ha logrado.
El superyó de Schumer, sin embargo, tiene toda la confianza y autoestima que necesita la verdadera Amy para no dejarse amedrentar por los haters .
Desastre caliente. Es evidente que su alianza con Comedy Central le valió a Schumer un tiquete efectivo a la fama.
Apenas en el 2008 participó en uno de sus reality shows . En el 2011 basureó con ahínco a Charlie Sheen durante el brindis que el canal le organizó al actor tras su partida de Two and a Half Men .
El que el canal le diera su propio programa en el 2013 era un signo positivo de que la fama de Schumer venía con buen ritmo.
En otro evento decisivo, el director y productor Judd Apatow – Virgen a los 40 , Damas en guerra – también apadrinó a Schumer en su más reciente proyecto, la comedia romántica Trainwreck (traducida al español como Esta chica es un desastre ).
“Si se mira la historia de la comedia, han habido pocas voces como la de Amy”, dijo Apatow a la revista Vulture en julio. “La gente que hace comedia sobre temas importantes tienen problemas balanceando el chiste y el mensaje. Ella es una de las pocas personas que pueden ser increíblemente graciosas, poner la comedia primero pero también eviscerar lo que necesita ser eviscerado”.
La película fue completamente escrita por Schumer, inspirada por sus experiencias personales y ejecutada por ese personaje que ha creado para interpretar.
La cinta es en esencia romántica porque cumple con la necesidad de darle un final feliz sólido a la pareja de la historia –interpretada por Amy Schumer y un ex alumno de la escuela de Saturday Night Live , Bill Hader–.
La artesanía de Schumer está en el contenido de la película. En el retrato de una mujer propensa a resolver con alcohol y sexo sus problemas emocionales pero que, eventualmente, encuentra en sus propias inseguridades la fortaleza para amar y dejarse amar.
La moraleja dulzona es vehículo también para los más atroces y obscenos chistes. Por ejemplo, para escuchar a Schumer narrar la historia de la vez que un condón se atoró en su vagina y gracias a un tutorial que encontró en Google pudo sacarlo con sus propios dedos.
No son muchas las mujeres que logran sobresalir en la comedia –o en otros espacios artísticos– sin comprometer su físico u originalidad para lograrlo. Pero Amy Schumer es la legítima prueba de que es posible.