En el velódromo del Parque de la Paz solo están permitidas las bicicletas de ruta. Las BMX no, prohibidas, de ninguna manera pueden usar la ondulada pista de velocidad.
A Sole y Ana, personajes de la nueva película costarricense en cartelera – Atrás hay relámpagos (2017)– les importa poco esa regla. Quieren demostrar rebeldía, arrojo, independencia, inconformidad con el statu quo y por eso se lanzan a pista, juntas, sin miedo, so pena de cualquier castigo.
Así, más o menos, son también las actrices que encarnan a este par en el cine. Adriana Álvarez y Natalia Arias –pareja de intérpretes que saltó a la fama por su trabajo en la recordada película Gestación (2009)– hasta ahora no le han declarado la guerra al mundo, pero sí están enfocadas en romper esquemas en la pantalla grande y, a toda costa, labrarse un camino fílmico a su medida.
Podría tratarse de un hecho inédito en todo el mundo: hablamos de un par de chicas produciendo y protagonizando juntas un largometraje, eligiendo a dedo papeles fílmicos que les apasionan y empeñadas en construir un futuro acorde a sus inquietudes artísticas.
“En ese sentido siento que la personalidad de Sole y Ana tiene mucho de nosotras. Son arriesgadas y son mujeres que les gusta desafiar un poco a la sociedad y a los hombres”, explicó Arias, con la venia absoluta de de su amiga.
En efecto, en Atrás hay relámpagos –filme que se estrena hoy en los cines ticos–, Sole y Ana se presentan como dos chicas guerreras que les gusta aventurarse y explorar el mundo en el que viven. Eso sí, en la película, este dúo no para de hacer lo que no se debe –como meterse a ser desastres en un supermercado o meter la bici donde la ley les prohibe–.
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Julio Hernández (Te prometo anarquía, 2015) , director y guionista guatemalteco de la película, explica así la actitud de las dos protagonistas: “ellas viven en un país qué socialmente está mejor que muchos. Pero a pesar de eso la cinta expone que es complicado convivir con uno mismo y su demonios, teniendo como agravante que a veces las historias familiares se repiten sin darnos cuenta”.
Todo el drama de Atrás hay relámpagos se desarrolla en el mundo del BMX, cultura urbana en el que Sole y Ana se ven involucradas desde vértices emocionales fuertes: el amor, el resentimiento social y la amistad juegan papeles importantes.
En esa maraña el público conocerá a Frank, un biker real encarnado por el ramonense Francisco Matamoros. Su personaje, –el tercero en importancia en la historia–, tiene una amistad muy pero muy cercana con las protagonistas y esa conexión saca chispas en la trama.
“Frank es una persona única y por eso decidí darle más espacio en la historia. Él me ayudó a darle un feeling más callejero y a veces frágil a mi historia. El personaje de Frank es un elogio a la desarmonía, tiene una belleza extraña y una mirada especial”, explicó Hernández.
También participan en la cinta Lou Uba, uno de los freestyle del BMX más importantes del país, así como los bikers Keneth Tencio y Francisco Ortíz.
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Cambio necesario.
Álvarez y Arias, para ponerse a tono con la cinta, modificaron radicalmente su look con ropas holgadas, casi hombrunas. Además le cambiaron el color a sus cabelleras para impregnar a sus personajes de clara sublevación social: una con un tinte blanco y la otra con un rapado lateral con tonos rojizos.
“Eso fue un cambio fuerte para nosotras. Fue duro, pero era lo que buscábamos, salirnos del molde”, expresaron ambas intérpretes, otrora dueñas de una cabellera larga, que casi les llegaba a la cintura.
Pero todo respondía a una necesidad. Cuando Arias y Álvarez decidieron plantearle a Hernández hacer esta película el trato sobre la mesa era claro: ellas conseguían la plata y el director chapín, con absoluta libertad creativa, les cuadraba una historia que les hiciera salirse de los roles tradicionales.
“Nosotras ya estábamos cansadas de competir entre nosotras en un mismo casting, ya que en Costa Rica hay pocas historias y nuestras características, a nivel físico, son muy similares. Hacer esto fue una necesidad”, dijo Arias cuando dieron a conocer el proyecto en La Nación.
Desde que se tomó esa decisión, en junio del 2016, apenas pasó un año y medio para que la película se estrenará en el Festival de Cine de Róterdam.
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De hecho, el filme se rodó en noviembre del 2016 y se estrenó en Holanda en enero del 2017. Apenas dos meses después.
“Además que soy muy ansioso, el proyecto se estrenó rápido porque tenía un presupuesto muy bajo (unos $26.000) . No había hay dinero para hacer una película tradicional con una ruta tradicional”, justificó Hernández.
“Por otro lado es ilógico hacer o rodar una peli en dos semanas y tener un montaje de seis meses o un año. No tiene sentido hacer una peli barata y encarecer la post, en el cine el tiempo vale”, agregó el cineasta, quien luego de Róterdam presentó la cinta en el festival Bafici, en Argentina.
Lo bueno es que, a pesar de las carreras, la revista Otros Cines Europa destacó a la cinta como uno de los 15 títulos imperdibles del festival y en general recibió buenos comentarios.
El camino.
Para llegar al punto de decir este jueves estrenamos “nuestra propia película”, y no, “hoy estrenamos una película en la que solo actuamos” Álvarez y Arias pasaron por muchas cosas.
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En Gestación, de Esteban Ramírez, Adriana Álvarez fue Jessie, la chica adolescente embarazada, y Natalia Arias fue Alba, su amiga indignada, la que estaba dispuesta a gritarle todas las verdades al chico que enamoró a su compinche.
Se trató de una inolvidable amistad de ficción, que gracias a un click inmediato del destino se fraguó luego en la realidad.
“Recuerdo muy bien el primer segundo que vi a Natalia. Yo estaba en la oficina de Esteban (director de Gestación) pues y faltaba por definir el personaje de Alba”, recordó Álvarez.
“Nati entró pues venía a hacer la prueba. Nunca nos habíamos visto. Luego de varias pruebas que nos hicieron juntas yo le dije a Esteban que me había encantado personal y profesionalmente. Ese día todo fluyó muy bien, a pesar que no nos conocíamos”, agregó.
Ambas actrices fueron fichadas por Ramírez y juntas fueron un boom en las butacas. La cinta, sin duda, las marcó ambas.
Después de Gestación, Álvarez se decidió a estudiar actuación formalmente- tanto en Argentina como en Nueva York– y más papeles de cine le comenzaron a llegar. Participó en producciones ticas como Agua fría de mar (2010), Puerto Padre (2013) y la serie web Dele Viaje.
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Arias, quien ya tenía formación en teatro, siguió sus proyectos sobre las tablas hasta que un buen día que el mismo Ramírez la llamó para protagonizar Presos (2016).
Durante todo ese tiempo Álvarez y Arias no dejaron de toparse por ahí. Juntas, en medio de sus retos diarios fueron conociéndose más, organizando talleres de actuación juntas y planeando lo que hoy jueves descubriremos en el cine: Atrás hay relámpagos.
“Para mi Adriana es una mujer que me complementa de forma positiva y es importante descubrir personas que te hagan crecer. Creo que hemos encontrado la forma de empoderarnos juntas”, dijo Arias.
“Ya no somos las niñas que alzaban su mano para figurar, ahora somos profesionales buscando mejores caminos para desarrollarnos. Me hace muy feliz vernos crecer mutuamente”, agregó.
Álvarez, por su parte, destaca la importancia de que las mujeres se apoyen la una a la otra.
“En todo este camino con Nati y sobre todo luego de Atrás hay relámpagos me convenzo de que es importante que nos unamos como mujeres. Seguimos un mundo que sigue siendo super machista y que por ende trae complicaciones para nosotras”, explicó Álvarez.
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¿Y qué hay del futuro? ¿Después de Atrás hay relámpagos aspirarán a dirigir un largometraje?
Pues no es la idea. Ambas actrices fundaron ya la productora De Raíz y esperan seguir armando proyectos audiovisuales ya sea para ellas o para otros talentos, según sea el caso.
“Eso sí, además de seguir produciendo yo me veo escribiendo un guion que deje plasmada una parte de mi”, adelanta Natalia, mientras que Álvarez sigue y seguirá suspirando por nuevos y arriesgados personajes.
La experiencia con Atrás hay relámpagos, sin duda, señalará nuevos derroteros y afinará sus perspectivas profesionales.
Detalles.
Atrás hay relámpagos, filme en el que participaron unos 50 extras, tuvo un coste de producción de $26.000. Sin embargo, ambas productoras insisten en que a eso habría que sumarle la donación de horas trabajo, equipo de rodaje y otros patrocinios en especie.
A partir del jueves, la cinta se proyectará en siete salas comerciales del país, pertenecientes a las cadenas Cinépolis, Novacinemas, Cinemark y CCM Mall San Pedro.
Ficha técnica: Atrás hay relámpagos
- Dirección: Julio Hernández.
- Género:Drama
- Elenco: Natalia Arias y Adriana Álvarez.
- Duración: 85 minutos
- Cines: CCM San Pedro, Cinemark, Cinépolis y Novacinemas.