Yislén Barboza Hidalgo carlen3723@gmail.com
El escritor costarricense Alí Víquez (1966) nos sorprendió este año con tres textos, marcadamente diferentes entre sí: Los peces de Cooper ( una novela de ficción científica escrita en coautoría con Manuel Ortega Rodrí-guez , un físico de profesión), El coraje de leer. Cuatro ensayos quijotescos (un libro de aproximación personal a la gran novela cervantina), y su más reciente novela El fuego cuando te quema , todos ellos bajo el sello de la Editorial EUNED , que se luce con la calidad de las impresiones.
El fuego cuando te quema propone una lectura rica en intertextos, tanto literarios como pictóricos, donde los personajes plantearán una de las polémicas más cuestionadas de todos los tiempos: ¿qué hay más allá de la muerte?, ¿existe Dios?, ¿posee la religión en general, y en particular la católica, la respuesta a estas interrogantes?
Sin embargo, las verdades absolutas no están escritas en piedra y, por esta razón, Alí Víquez no pretende ofrecer soluciones a los lectores, sino perpetuar la discusión, al estilo de las novelas dialógicas que Dostoievski escribió en el siglo XIX, marcadas por las distintas posturas de los contrastantes personajes.
El texto cuenta la historia de Inocencia del Alba, una mujer de mediana edad, reportera, quien, por azares de la profesión, realiza crítica de cine. Ella fue víctima de un accidente de tránsito, en el cual “murió” por cuarenta y cuatro segundos.
Durante este estado de inconsciencia, la periodista tiene una visión que le muestra misterios que solo podrían resolverse si regresa a su tierra natal, Villa de Flores. Junto a su madre, Perfecta Rosa del Alba, y a su amigo René Capoeira, intentará resolver las incógnitas que su encuentro con la muerte le dejó.
Esta erudita novela es una narración exquisita: adictiva y cautivadora, un page-turner , como se diría en inglés. Su estilo es ágil, con un humor elegante y personajes complejos, que quedan en la memoria. Dentro de sus páginas se encuentra una obra bien pensada, que se adelanta a las inquietudes que el lector irá teniendo conforme avanza en el relato.
Su título , El fuego cuando te quema , es sugerente puesto que le plantea al lector la incertidumbre de no saber a qué tipo de “fuego” se refiere porque es un término que posee diversas acepciones, dependiendo desde donde se lo mire: ¿es el fuego de la pasión carnal o amorosa?, ¿la condena o destrucción (del infierno)?, ¿la pasión espiritual (del misticismo)?, ¿la lucidez de la razón y del intelecto (la consciencia que se mira a sí misma)?, ¿la del intelecto cuando olvida al espíritu? Por ser una obra ambigua e insinuante, todas estas interpretaciones, y más, son posibles.
Alí Víquez teje su narración con numerosos intertextos, como la Biblia, las pinturas de Velázquez y El Bosco , las obras de Kafka y Dostoievski , textos de la literatura española clásica, un estilo pulido que recuerda al de Leopoldo Alas, Clarín , y también con pinceladas de Umberto Eco y de José Saramago , entre otros, que cada lector irá descubriendo.
Junto con ese bagaje cultural, Alí Víquez también nos deleita con cambios de foco, por medio de dos tipos de narradores: uno omnisciente y otro interno, variable, con el cual expresa la voz propia de los personajes, donde cada cual va exponiendo su personalidad y sus opiniones.
Asimismo, cabe mencionar que dentro de esta mixtión de perspectivas se encuentra también un sincretismo de géneros puesto que, a pesar de ser una novela, por la evolución de los personajes y la extensión de las descripciones y el argumento, es posible apreciarla también como un ensayo, dividido en capítulos, donde diferentes voces se unen para debatir sobre la cuestión de justificar la existencia de Dios y de la fe como herramienta para ser felices en la efímera vida en la tierra.
Con su título sugerente, personajes complejos, una variación de estilos y una mezcla de narradores, Alí Víquez nos invita a formar parte de esta controversia filosófica, para que debatamos junto con los personajes.
Además, esta novela deleitará a sus lectores porque literariamente está bien formulada; artísticamente, invita a las relecturas de otros autores; es atemporal porque su temática es inextinguible y, finalmente, porque es literatura fresca con una redacción impecable.
La autora es filóloga y traductora.