Escazú tiene un nuevo punto de interés que no pasa desapercibido. En la entrada al barrio Trejos Montealegre, en San Rafael, una flor de más de diez metros de alto, con pétalos de casi siete metros de ancho, se eleva entre las calles josefinas.
La escultura se llama La guaria roja y aparece con la firma de José Sancho, uno de los artistas más reconocidos de Costa Rica.
En esta oportunidad, Sancho reimaginó el símbolo nacional de la flora costarricense con las características que han definido su trabajo desde 1982.
“Hace unos años se sugirió la idea de poner una obra grande. En principio se había pensado en Avenida Escazú, pero ellos (Portafolio Inmobiliario, organizador del evento) prefirieron ponerla aquí.
"Se me solicitó algo representativo del país, entonces elegí una orquídea. El color rojo de la orquídea parte del rojo de una heliconia especial, ya que es el color que mejor se contrasta frente a un entorno verde” dice el artista de 83 años.
Sancho se ha dedicado a trabajar en esculturas sobre flora y fauna durante la mayor parte de su carrera artística. En el 2009, por ejemplo, presentó la obra Columna arboriforme con el propósito de rendir un tributo a la paz.
LEA MÁS: Escultura monumental de José Sancho rinde tributo a la paz
Con La guaria roja, Sancho afirma que sus intenciones son diferentes.
“No hay un componente de ese tipo. Esta obra es una representación, una síntesis de un elemento muy importante de la flora costarricense, como lo es la orquídea. No hay un simbolismo. No hay una intención filosófica o política dentro de la escultura”, aseveró.
Una vida que cambió.
José Sancho no pensó, al comienzo de su vida, que las artes llenarían su cotidianidad. Fue hasta los 40 años cuando Sancho cambió su oficio de economista para entregarse a la escultura.
Tras una formación autodidacta y una especialización en torsos, animalística y grandes ensamblajes, el artista se convirtió en un referente inmediato de la escultura en Costa Rica, al punto de obtener una mención de honor en el Salón Nacional de las Artes, en el 2017.
LEA MÁS: José Sancho: Genio y escultura
“Yo esas cosas las agradezco. Yo no trabajo para que me premien pero me pone contento. Yo sigo trabajando piezas e ideas. Yo vivo por la escultura, de la escultura y para la escultura”, afirma.
Anteriormente, Sancho fue reconocido con el Premio Áncora 1976, la medalla de Oro del Salón Anual de Escultura del Ministerio de Cultura, Juventud y Deporte en 1978 y 1983, el Premio Nacional de Escultura 1985 y el Gran Premio de la Bienal de Escultura 1997. El escultor asegura que el reciente reconocimiento lo motiva a seguir trabajando.
“Ahora estoy con lo animalístico y la vida en sí misma. Es una búsqueda hacia la luz, sobre todo mediante las plantas que evocan el crecimiento vegetativo, la vida y la naturaleza. Es algo que yo amo muchísimo de toda la vida. Yo nací a orillas del estero en Puntarenas y ahí aprendí a admirar y vivir con la naturaleza, sobre todo de la flora y fauna marina que ha estimulado tanto mi trabajo”, finaliza el artista.