Si el vampiro Nosferatu se sentara a ver una de las modernas películas de terror, seguramente se iría de espalda. Primero por el gran desperdicio de “deliciosa sangre” que encontraría en ellas y, segundo, por la enorme diferencia que hallaría entre los filmes de nuestros días y aquellos en los que él debutó, allá por 1920.
De las “inocentes” películas centradas en personajes fantásticos, el género del terror ha cambiado en las últimas décadas hasta convertirse en el escenario de grotescas matanzas.
“El terror es un género muy codificado, que va por ciclos que se repiten y se centran en algunas figuras típicas, como el vampiro, el hombre lobo o la momia, que vuelven cada 20 años”, explicó el crítico de cine Mario Giacomelli.
En los inicios del cine y hasta la década de 1950, los filmes de terror eran protagonizados por monstruos creados en la literatura, como Drácula, Frankenstein, el Hombre lobo y la Momia.
Estos personajes no solo lograron superar sin problema la transición del cine mudo al sonoro, sino que acrecentaron su fama con espantosos sonidos y los gritos de terror de sus víctimas.
Durante los años 50, el gusto por los aliens y la ciencia ficción, llenó el cine de horror con extraterrestes, monstruos mutantes y zombis de una inocencia que hoy resultaría más que increíble.
Ojos abiertos. A partir de los años 60 se acabó la inocencia. La invención de nuevas cámaras y equipos de grabación se conjugó con la mediática guerra de Vietnam para echar abajo algunos tabúes de la violencia gráfica.
“En la década de 1970, se marca un gran punto de giro, un antes y un después, cuando surge películas como La Noche de los muertos vivientes y, más tarde, La Matanza de Texas . La representación gráfica se vuelve entonces más violenta y comienzan a observarse en pantalla esas masacres que antes no se podían hacer porque estaba la censura”, añade Giacomelli.
A los personajes fantásticos se unen entonces los llamados psycho killers , asesinos sin misericordia que aumentaron el morbo de quienes llenaban las salas de cine.
En las dos décadas siguientes, prolíferas sagas como Viernes 13 y Halloween servirían de abono para este nuevo género: el Slasher .
La llegada del siglo XXI sorprendió al cine de terror en su peor momento, con sagas forzosamente extendidas y remakes de clásicos sin razón de ser.
Sin embargo, en el último lustro aparece el género torture porn , un cine centrado en la tortura y el sadismo, pero que no abandona del todo las masacres.
“Ahora estamos viviendo un retorno del tipo de terror slasher , que se centra en la parte más grotesca y más sangrienta, con una exageración que tenía sentido en los años 70, pero que ahora no. Se ha dado un giro al género con películas como Saw , que suponen que el espectador ya no está sufriendo desde el punto de vista de la víctima, si no que disfruta viendo sufrir a un personaje”, concluyó Giacomelli.