Al comenzar la trilogía de La guerra de las galaxias (1977), que entonces se titulaba por aquí en español, no se sabía cuánta largueza de vida iba a tener dicha franquicia. Ahora parece de nunca acabar, algo así como las anecdóticas ventas de reliquias cristianas en la Edad Media, donde se vendían hasta las plumas del gallo que cantó cuando Pedro negó a Jesús.
Hoy nos llegan los comienzos juveniles de Han Solo (pésima actuación de Alden Ehrenreich) con la película titulada Han Solo: Una historia de Star Wars, dirigida por Ron Howard, quien asumió cuando la cofradía Disney despidió a los directores originales del filme y renovó el 80% de la trama. Ahí comenzó a vulnerarse el asunto.
Esta vez, lo curioso de Han Solo: Una historia de Star Wars es que la historia nunca se rellena con tantas ocurrencias secundarias ni personajes innecesarios como en otras películas anteriores, y cuenta lo que le interesa: la vida juvenil de Han Solo acompañado de Chewbacca, como si fuese personaje sacado de la literatura picaresca. Sin embargo, tal simpleza resulta también su debilidad.
El problema es que, por ser así, el diseño de personajes es harto superficial y el filme no sabe explotar su propio concepto, es cuando se llena de batallas tan largas y abiertas como bostezos de cocodrilo o gimoteos de gato en celo. Es lo que le queda al filme.
Como glosa, aún me sorprende esa actitud tan pesimista de esta saga galáctica, que solo encuentra en las guerras los motivos para sus tramas, aunque ello exprese un tanto la realidad actual del mundo que nos pertenece. Tanto es así que a la clasificación de ser película del género fantástico, podemos agregarle la de acción o la de género bélico.
Por ahí, dentro de la historia narrada, aparece el primer amorío de Han Solo, con una joven llamada Qi’ra, encarnada por Emilia Clarke (en este filme, tan bonita como mala actriz), personaje que parece flotar dentro de la película como si fueran alas angelicales que vuelan, pero sin el ángel. El asunto es que Han Solo está obsesionado por conseguir su propia nave, ya que es excelente piloto, y eso lo mete o enreda en conflictos con bandos distintos.
Uno puede resumir, entonces, en que la película es superficial, como el caminado de un felino tras una presa. En su orden, es como si se hubiese hecho con distinto director, pero con la misma computadora. Predecible siempre, hasta con su música siempre estorbosa, la que se esfuerza en recordarnos la melodía original de esta serie, dale que dale, especie de concierto monocorde.
Se puede establecer como interesante el afán de los guionistas por darle un aire de Oeste a la película y sacarla del acento samurái que siempre ha tenido la saga: hay momentos en que solo faltan los silbidos de los temas de Ennio Morricone para los Oestes de Sergio Leone, y listos.
No hay mucho que alabar de esta antesala narrativa con la juventud de Han Solo, lo que la prensa engolada llama spin-off, término anglosajón a la larga más altisonante o relamido, no sé. No hay duda que, en Hollywood, hay cierto tipo de cine que agoniza como un cigarrillo que arde disparejo. Por mi parte, es mi obligación profesional escribir de él, pero no recomendarlo.
Ficha técnica
- Han Solo: Una historia de Star Wars
- Título original: Solo: A Star Wars Story
- Estados Unidos, 2018
- Género: Acción / Fantástico
- Dirección: Ron Howard
- Elenco: Alden Ehrenreich, Emilia Clarke, Woody Harrelson
- Duración: 135 minutos
- Cines: CCM, Cinemark, Citi, Cinépolis, Studio, Nova
- Calificación: DOS estrellas ( * * ) de cinco posibles