La consigna de Los Amigos Invisibles es que su música sirva para hacer felices a los demás. Con ese objetivo vienen a Costa Rica para presentarse en concierto este sábado 25 de noviembre, en el Mercado La California, en San José.
La cita con los músicos está pactada para iniciar a las 6 p. m. Las entradas están a la venta en el sitio www.starticket.cr. Los precios van desde los $30 hasta los $70.
“Estamos muy contentos de que nos reciban allá, de que nos inviten”, dijo el cantante Julio Briceño, en una entrevista virtual con La Nación.
La emoción por esta nueva visita de los venezolanos a tierras ticas es grande, porque en sus más de 30 años de carrera han tocado aquí pocas veces.
Con esta gira internacional que los trae a Costa Rica, los artistas promocionan el disco Cool Love, su más reciente producción de estudio. Sobre este álbum, el cantante comentó que representa mucho la filosofía de la banda, que va en la línea de hacer el amor y no la guerra.
Briceño afirmó que, en los tiempos actuales, ellos creen firmemente que su mensaje como artistas debe de ser de paz. El disco mantiene la buena onda de los integrantes y conecta las canciones con los fanáticos que los siguen desde hace muchos años y también a aquellos que apenas los están conociendo.
Pero, además de esas canciones nuevas, Los Amigos Invisibles harán un repaso por sus éxitos más importantes, según lo prometió el vocalista.
“Tratamos de que el concierto sea como un karaoke, que sean las canciones que la gente quiere escuchar y que esperan de nosotros. Nuestras presentaciones son como un set de DJ, tocamos de todo un poquito”, aseveró el intérprete.
Los Amigos Invisibles, unos tipos relajados
Mantener vigente una agrupación musical durante más de tres décadas no es tarea fácil, pero Los Amigos Invisibles lo han logrado gracias a una sincera relación de amistad y una fuerte pasión por la música que hacen.
Briceño explicó que la obra de ‘Los Amigos’ siempre ha sido muy fiestera y que aunque han sido criticados, ellos prefieren seguir con esa línea para poner a la gente en modo feliz. Calificó su obra como “pachanga funky para bailar”.
“Ojalá que al día siguiente de un concierto, digas qué bien que la pasaste la noche anterior”, expresó.
En teoría, la alegría que aplican en su música es la misma que utilizan a lo interno de la banda. Julio comentó que vivir del arte no es algo fácil, pero que las retribuciones son muchas. Recordó que cuando empezaron como grupo jamás se imaginaron que iban a sostenerse el resto de su vida como músicos, pero que “el vacilón” se tornó en una carrera muy seria.
“Nos hemos aferrado como un perro hambriento al hueso y hemos tratado de hacer de esto nuestra vida. Nuestras familias siempre nos apoyaron, aunque hubo preocupaciones. Pero somos felices haciendo a la gente feliz”, sentenció el cantante.