Ara Malikian y el concierto de Los Cerdos Impostores encantó a Costa Rica

El espectáculo que el violinista y sus músicos ofrecieron la noche del 3 de mayo en el teatro Melico Salazar, en San José, confirmó que son una amalgama envidiable de piano, teclados, guitarras, batería, bajos y violín. Se complementan a la perfección, es evidente lo bien que la pasan en escena y se notan los muchos años que llevan tocando juntos. Todo eso, sin duda, le da aún más brillo al violinista.

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El concierto empezó en la oscuridad. Las cuerdas del violín acariciadas por el arco rompieron el silencio y de pronto la figura de Malikian, con su característico cabello rizado, apareció en el centro del escenario. El público emocionado lo recibió con aplausos.

El espectáculo fue, aunque suene trillado, una real descarga de emociones. En la tarima, como bien dijimos, los instrumentos se confabulan para generar sonidos maravillosos, los cuales son capaces de hacer al público aguantar la respiración por la intensidad de la música. En otras ocasiones, por su parte, provocan lo que podría ser un suspiro, que se siente eterno por la suavidad de la ejecución.

Al frente, Malikian se deshace en histrionismo para darle todavía más fortaleza a la música. Él baila, corre, brinca, sonríe... y con él, su público que se deja encantar.

Los Cerdos Impostores

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Además de la música, un punto muy importante en el espectáculo fue la interacción de Malikian con su público. Cada cierto tiempo, entre temas y temas, el artista tomó tiempo para hablar con la audiencia y contar, a modo de stand up comedy, algunas anécdotas de sus obras, de sus compañeros de la banda y hasta familiares.

Malikian es ameno, curioso y gracioso. Realmente da gusto escucharlo narrar sus historias con su voz dulce, pero también es hilarante escucharlo expresarse con ese tono entre español, árabe y “vacilón” que tiene.

En una de esas intervenciones -con algo de fantasía en ellas-, Malikian contó cómo él y sus cuatro músicos se conocieron siendo apenas unos jóvenes, en Cuba. Los muchachos coincidieron en un concurso de música contemporánea en ese país, debían de aprenderse una obra para ejecutarla, pero al llegar al ensayo ninguno de los cinco lo había hecho.

Cuando les tocó presentarse en escena, improvisaron. El compositor de la obra los estaba viendo y molesto desde las butacas les decía: ‘¡cerdos! ¡impostores!’ Y así nació la amistad entre los músicos: siendo cerdos impostores.

Según Malikian, de ese episodio ya han pasado más de 30 años y la música los sigue uniendo, tanto que recorren el mundo haciendo felices a muchos con su música.

En el Melico, Malikian y compañía interpretaron Ay Tikar Tikar, Calamar robótico, Alien’s Office, Nana Arrugada, Krikor Aklor, Misirlou y Krokor Aklor. En tales piezas la voz cantante era el violín, pero el soporte de los demás instrumentos fue perfecto.

El espectáculo se desarrolló entre música, aplausos y muchas risas. Al cierre, el público no quería que los artistas se fueran de escena y ellos complacieron con más temas. Incluso, Malikian se bajó del escenario y tocó el violín entre el público.

Al final, Malikian y sus amigos se fueron con un sonoro aplauso de pie. El público tico, sin duda, los acogió con un gran cariño y respeto por sus diversos talentos.