Incansable, esa es la impresión que Carlos Ricardo Ángel le da a uno apenas lo ve. Luego, esa corazonada se confirma, cuando prefiere que la entrevista transcurra de pie, mientras él llena pequeños moldes enharinados con mezcla para pan de hamburguesas, los barniza y los rocía con ajonjolí, para aprovechar el tiempo.
También cuando cuenta que llegó a Costa Rica junto a su hija y su esposa el 14 de enero del 2000, con lo único que contaban en aquel momento: 13 maletas. “No teníamos dinero, no conocíamos a nadie. Dio la casualidad que encontramos a una persona de una familia colombiana en el aeropuerto, que nos dio su hospitalidad y nos recibió en su inmueble. Ofreció hospedaje durante 15 días”.
Su hijo se les sumaría más tarde, mientras negociaba la casa, el carro, el taller. Todo lo que les tocó dejar atrás en su natal Colombia. Tuvieron que “regalar al mejor postor, al primero que llegara con dinero (por esos bienes), para nosotros poder traer esa plata acá”, contó.
Él no ahonda en los motivos por los cuales tuvo que dejar su patria, volver a empezar y solicitar la condición de refugiado en Costa Rica. Pero sí cuenta que, aunque el refugio debió llegar un mes después de aterrizar en Tiquicia, tras nueve meses sin respuesta interpuso un recurso de amparo y hasta solicitó la ayuda del presidente de aquel entonces, Miguel Ángel Rodríguez.
Su objetivo era mejorar su situación, la de los suyos y otras familias en su misma condición y lo consiguió.
Tras tener sus documentos en regla, él y su familia accedieron a salud, educación y a la posibilidad de emprender, para obtener una fuente de trabajo.
Así, empezó vendiendo primero empanadas de carne, canastitas con fruta picada, luego trabajando en puertas y candelabros de hierro. “Fracasé con ese último negocio, pero el fracaso me enseñó que no debía de quedarme con los brazos cruzados. Ni sentirme derrotado. Por el contrario, seguir adelante”, recordó Ricardo Ángel Sánchez.
Entonces, una vez más se reinventó y se fue a Colombia a estudiar panadería durante año y medio y con el deseo de restablecerse en su país, por ello, buscó a sus antiguos contactos. No tuvo éxito en esa misión y regresó a Costa Rica para trabajar en su nuevo oficio. Sin embargo, al poco tiempo entendió que era un mercado muy saturado y debía distinguirse.
“Como vi que ya estaba tan competido, le dije a mi esposa: ‘Tenemos que buscarnos un nicho de mercado que esté virgen, que nadie lo haya tocado y en el que haya una necesidad apremiante’”, recordó.
Una nueva idea en el horno
Entonces, la misma persistencia que salpica cada una de las anécdotas que relata Carlos Ricardo Ángel fue la que lo llevó a crear La Candelaria “Vivir sin gluten”.
Se trata de una empresa que permite a las personas celíacas (que tienen alergia al gluten, presente en el trigo, centeno y cebada) comer pan en diversas presentaciones: desde las tradicionales almojábanas, pan cuadrado y pan de queso, hasta otras deliciosas creaciones como pan dulce de banano y los “famosos y tradicionales gatos”.
Eso sí, como suele suceder, nada duradero se construye en soledad y tampoco en un solo día. Es por esa razón que el otro pilar que sostiene este emprendimiento es el trabajo duro de Miriam Velásquez, de 60 años, esposa de Ricardo, quien también se unió a la aventura de desarrollar estas particulares creaciones, para clientes con necesidades especiales.
“Ha sido difícil, pero al mismo tiempo muy bueno, porque uno ve que la gente está interesada en el producto, se le da seguimiento al cliente con mucho cariño y cuidado”, comentó Velásquez.
En algún momento Ángel contempló la posibilidad de crear productos para personas con diabetes, pero desistió. En los productos para personas celíacas descubrió una pasión, e investigando ha logrado generar las fórmulas adecuadas para emplear harinas sustitutivas como las de yuca o de arroz.
Este emprendedor sigue mirando al futuro. Ahora cuenta con 29 productos y asegura que se puede extender a más. Es por eso que este año, como el anterior, se ha inscrito en la competencia "Yo emprendedor", en la que quedó finalista en el 2017.
“La experiencia fue fabulosa. Tuve la oportunidad de conocer gente que me respaldó. Participé con el temor de que por mi edad (62 años) fuera a quedar rezagado (...) Yo veía que, gran cantidad de quienes participaban eran universitarios recién egresados de las universidades. Quizá eso mismo me motivó a seguir adelante”, afirmó Ricardo Ángel.
No obstante, en el pasado, los jueces le cuestionaron el tema de los estados financieros y la parte numérica. "Si hubiera podido dominar ese tema de los números, perfectamente hubiese podido obtener el galardón”, contó el bogotano.
En la actualidad, se prepara para participar de nuevo, con la experiencia previa acumulada. Además, se inspira en programas como Shark Thank, (en el que cinco jueces intentan buscar ideas o productos con potencial para triunfar en el mercado), “pues eso me ilustra mucho para poder enfrentar esta nueva experiencia de Yo emprendedor”.
En sus marcas, listos…
La competencia de la que participará Carlos Ricardo Ángel tiene su convocatoria abierta hasta el próximo 15 de julio y anda en busca de emprendimientos en categorías como: Gestación, Crecimiento, Sostenibilidad, Innovación en la Construcción, Agro, Mujer Emprendedora y Actitud Emprendedora.
El certamen celebra este año su 11.° edición y durante todos esos años ha estado abierto no solo a costarricenses, sino también a migrantes y personas en condición de refugio.
Luis Daniel Ramírez, coordinador de la competencia, explicó a La Nación que: “la experiencia con emprendimientos como el de don Carlos, no solo aportan un granito de arena a la economía del país, sino también a otras personas en igual condición, que de repente piensan que no calzan”.
Asimismo, señaló que el esfuerzo que hacen por participar de la competencia, a pesar de que sus emprendimientos puedan ser tradicionales, demuestra que sus negocios incluyen modelos de innovación importantes. "Esto hace que su labor sea destacable y que puedan acceder directamente a asesorías corporativas”, dijo.
Para inscribirse, como ya lo hizo Carlos Ricardo Ángel, deberán cubrir una cuota administrativa de $20, aunque en algunas ocasiones pueden ser becados.
Los interesados deben ingresar al sitio: http://yoemprendedor.net/competencia-de-negocios/ y conocer los detalles.
Todos los participantes que completen el registro serán aceptados para exponer sus proyectos en una presentación de 60 segundos ante un panel de jueces integrado por expertos en innovación, creación de empresas, tomadores de decisiones del sector público e inversionistas, informó Yo emprendedor.