“Son los mismos de siempre, ya uno los conoce, lo que pasa es que como no veo me abusan. Esos ladrones van y vienen”, afirmó Carlos Chavarría Acuña.
Este hombre quedó ciego, según dijo, durante una “mala operación” que le practicaron hace 30 años. “Me dio una depresión grandísima y no se me ocurrió ni denunciar al médico”, afirmó.
En ese momento laboraba como agente de la desaparecida Guardia Rural y, tras varios meses de incertidumbre, un amigo le propuso que vendiera lotería y chances, lo cual hace desde entonces en la capital. Al principio “la seguridad era buena porque había policías por todo lado y hacían rondas a toda hora”.
Todo cambió , estima este expolicía, hace unos 10 años cuando “desaparecieron de las calles como por arte de magia”.
Los oficiales recorrían constantemente las calles más transitadas de la capital y “la gente los respetaba”. “No le aguantaban nada a los ladrones...”, recordó.
Desde entonces, añadió el no vidente, es víctima frecuente de ladrones y timadores y a nadie parece importarle, se quejó.
Según informes policiales, al mes se denuncian unos 130 robos callejeros contra peatones en el centro de la capital.
Sin embargo, estiman que la cifra es mucho mayor pues una importante cantidad de víctimas no denuncian sus casos.
“Una vez me sacaron lotería valorada en más de ¢240.000 de un maletín y me han robado un montón de plata. Esos ladrones no respetan a nadie y siempre son los mismos”, afirmó. Dijo creer en la necesidad de “más policías y que se acuerden de nosotros”.