El Tribunal Penal de San Carlos absolvió la tarde de este lunes, con base en el principio "in dubio pro reo", es decir, por dudas, a dos hombres de apellidos López y Sándigo.
A ellos el Ministerio Público les atribuía tres delitos de homicidio calificado e igual número de privaciones de libertad y tres delitos de robo agravado.
Lo anterior por el homicidio de Geovanny Soto Ruiz y sus hijos Emmanuel Soto Soto, de 20 años y Mauricio, de 29.
Los hechos se dieron entre la noche del viernes 8 y la madrugada del sábado 9 de febrero del 2013 en La Fortuna de San Carlos.
Este lunes, el Tribunal ordenó la libertad inmediata de los dos imputados y la devolución de los bienes que les hayan decomisado durante la etapa de investigación.
La presidenta del Tribunal, Lorna Quirós, dijo que el Ministerio Público no demostró la culpabilidad de López y Sándigo, de manera contundente y se demostró que la prueba aportada fue recolectada ilegalmente.
Se refiere a un teléfono celular hallado en uno de los escenarios, que el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) consignó con determinadas características, y en un acta firmada por una jueza penal, aparece con otras.
Añadió que esa prueba fue manipulada indebidamente por el OIJ y que en ella se había basado toda la investigación.
Además dijo que, varias horas después del crimen, ese teléfono apareció tirado en el escritorio de la subdelegación del OIJ en La Fortuna, sin la correspondiente acta de hallazgo y que incluso un par de investigadores lo abrieron y lo usaron para hacer llamadas y escribir mensajes.
La jueza dijo que no se respetó debidamente la cadena de custodia y que, por lo tanto, toda la prueba se vino abajo.
Agregó que se cometieron graves errores durante la etapa de investigación que llevaron al Tribunal, pese a la gravedad de los crímenes cometidos, a absolver a los imputados.
A la sala de juicio no asitió ninguno de los familiares de los tres hombres asesinados.
En aquella ocasión el cuerpo de Emmanuel fue el primero que apareció, con al menos diez impactos de bala en el sector de Zeta 13. Los otros dos fueron hallados en un sendero de montaña contiguo al puente sobre el río Arenal, en el viejo camino entre La Fortuna y Monterrey de San Carlos.