El hecho de que la mayoría de menores presos descuentan penas o son investigados por homicidios es de enorme preocupación para las autoridades, pues se trata de muchachos que, incluso antes de su adolescencia, se ven envueltos en asuntos delincuenciales.
Sin embargo, si algo está claro es que no existe una receta mágica para detener este fenómeno, reconoció Álvaro Burgos, magistrado de la Sala de Casación Penal y coordinador de la Comisión Penal Juvenil.
Burgos admite que no es un problema nuevo; viene desde hace mucho “generando un desarrollo no solo en lo cuantitativo, sino en lo cualitativo”. Es decir, explicó, los menores, cada vez, participan en más hechos delictivos, y cometen muchos tipos de ilícitos.
Para él, más que preocuparse, hay que ocuparse, y por eso, desde hace treinta años impulsa lo que él llama “alfabetización preventiva”. Consiste en hacer entender a los menores de 18 años, de que si cometen una falta se verán expuestos a fuertes sanciones, entre las cuales está la privación de su libertad.
Sin embargo, ahora el proyecto está enfocado en involucrar al Ministerio de Educación Pública (MEP), al Patronato Nacional de la Infancia (PANI) y a la propia Comisión del Poder Judicial que él representa, para que estas capacitaciones a jóvenes sean parte del calendario escolar.
“Queremos impulsar un proyecto que se me ocurrió hace mucho tiempo, pero que ahora sea más estructurado. Es una cuestión de ir a escuelas y colegios, a tratar de estimularlos (a los menores) y capacitarlos para que sepan sobre sus derechos, claro, pero también sobre sus obligaciones.
“Es decir, que sepan que a partir de los 12 años pueden ser sujetos de sanciones muy severas porque estamos en uno de los países que tienen las legislaciones más duras. Se aplicaría, entonces, eso de que en guerra avisada no muere soldado”, apuntó.
Al mismo tiempo, insistió en la necesidad de ofrecerles alternativas reales para no caer en la delincuencia, tales como acceso a la educación y sitios para practicar deporte o disfrutar de la cultura.
De esta manera, aseveró, las autoridades se encargarían de llegar primero a la mente de todos esos muchachos y, con ello, impedir que los grupos criminales los “endulcen”.