Durante cinco años, entre el 2014 y el 2018, la provincia de San José registró más de 200 asesinatos por año. Sin embargo, la cifra descendió progresivamente para cerrar con 162 casos en 2020 y 125 hasta el 22 de diciembre del presente año.
En los últimos tres años, esa disminución impidió que se disparara la tasa nacional de homicidios, pues vino a contrarrestar el incremento acelerado que muestran Limón y Puntarenas, que rompieron sus marcas históricas antes de terminar este 2021.
La forma en que se ha logrado contener la ola homicida en San José obedece a factores múltiples que, según el ministro de Seguridad, Michael Soto, tienen que ver con labores de inteligencia y operativas de los cuerpos policiales. Afirmó que también incide el índice de desarrollo social de cada cantón, es decir, las acciones integrales para generar oportunidades de empleo, superación y lucha contra la pobreza, así como la apertura de espacios de recreación, cultura y deporte.
A manera de ejemplo, el cantón de San José pasó de 101 asesinatos en el 2015 a 54 el año pasado y se prevé que esa cifra cierre aún más baja este año. Por su parte Desamparados, que es de los cantones más poblados del país, bajó de 45 muertos en el 2014 a 27 el año pasado y se espera que este 2021 tenga menos de 20.
A escasos días para que termine el año, las estadísticas del OIJ revelan cero homicidios en un cantón urbano y muy poblado como Montes de Oca, lo mismo que en los cantones josefinos de León Cortés, Dota, Turrubares, Puriscal y Tarrazú. Asimismo, solo registran un asesinato los cantones de Mora y Acosta, mientras que Santa Ana solo tiene dos.
En el 2017, que ha sido el más violento en los registros históricos de asesinatos, se llegó a un total de 604 en todo el país. Eso obligó a un replanteamiento policial para contener la ola homicida y que la tasa bajara de 12,2 a un promedio de 11,3 en los últimos cuatro años. La tasa de homicidios es la forma como se mide internacionalmente ese tipo de delitos, es decir, el número de muertes por cada 100.000 habitantes.
El ideal es que esté por debajo de 10, pues de esa forma se genera una señal muy positiva para atraer la inversión extranjera, el turismo y el comercio internacional, pues los foráneos llegan con más confianza al país.
Optimizar recurso policial
Posicionar el recurso policial en las zonas más conflictivas como León XIII, Pavas, La Carpio, Guadalupe y los barrios al sur de la capital, como San Sebastián, Sagrada Familia, Cristo Rey, Paso Ancho, Quince de Setiembre y Veinticinco de Julio, entre otros, permitió a la Policía identificar a las bandas y coordinar operativos con diferentes cuerpos policiales para desarticularlas y refrenar los asesinatos.
Cantones que antes eran focos de luchas pandilleras tales como Desamparados, Alajuelita y Goicoechea, junto con los barrios del sur de San José, tienen en la actualidad tendencia a la baja o al menos a mantener las cifras, como ocurre en Tibás, donde los distritos de León XIII y Cinco Esquinas son los de más incidencia.
Un análisis focalizado permite distribuir de manera óptima el recurso policial y fue así como a partir del 2018 se destinó una mayor cantidad de policías a la zona metropolitana, pues San José tenía más de la tercera parte de los asesinatos del país, principalmente por ajustes de cuentas entre grupos narcotraficantes, situación que aún es la causa del 52% de los homicidios en Costa Rica.
En cada delegación policial de los barrios con más muertes homicidas se nombró a los directores más experimentados, con mayor vocación de servicio y compromiso. Lo anterior, se hizo unido a un análisis de las estructuras criminales existentes, muchas de las cuales ya están tras barrotes, así como de las nuevas, los líderes, los sicarios, los modos de operar y los días y horas de mayor incidencia criminal.
Ya con toda esa información, se optimizó el uso de los motorizados del Grupo de Apoyo Operacional (GAO) en equipos de dos motos, acompañadas por una patrulla con tres oficiales. Así se pudo disponer de 20 equipos operativos para trabajar en las barriadas de más homicidios. Anteriormente el GAO laboraba con bloques de seis o más motos.
Una de las acciones del GAO fue la que permitió detener a los cuatro sospechosos de matar a un colegial y dejar cuatro heridos de bala en La Carbonera de San Sebastián, el pasado 24 de febrero.
“Es tan complejo San José, que requirió de un director y tres subdirectores, mientras que el resto de provincias solo tiene un director y un subdirector. San José se dividió en tres zonas (central, sur y norte). Cuenta con el soporte del GAO y los Linces, de modo que se les moviliza y coloca punto por punto, según el análisis criminal lo esté requiriendo” dijo el ministro.
Los patrullajes permiten conocer dónde viven las personas más problemáticas, a qué hora se movilizan, cuál es su actividad, cómo se denomina el grupo al que pertenecen, cuál es la banda rival, las direcciones de sus casas y los carros y motos que usan, de modo que los oficiales previenen los golpes y ayudan a otras policías, encargadas de las acciones represivas.
Randall Picado, director regional de San José, contó que este año el GAO lleva más de 100, de las 500 armas de fuego decomisadas en la provincia, entre ellas fusiles AK-47. Con el decomiso de esas armas, portadas de manera ilegal, se incide en la disminución de homicidios y otros hechos delictivos.
“En cada cantón conflictivo de San José creamos Fuerzas de Tarea o patrullas que trabajan en coordinación con el GAO. Por ejemplo Pavas, que era una de las zonas más violentas, tiene nueve homicidios, es decir, 10 menos que el año pasado y también han bajado en Purral, Tirrases y Alajuelita”, dijo Picado.
Cuando hay enfrentamientos entre pandillas, como hace pocas semanas ocurrió en La Carpio y en Alajuelita, se dejan patrullas fijas las 24 horas en puntos donde podrían haber balaceras. “Con eso buscamos evitar muertes colaterales”, agregó Picado.
Por lo general, los gatilleros de esas estructuras son jóvenes sin el dominio adecuado de armas y que disparan indiscriminadamente, lo que deja heridas o muertas a mujeres, niños y otras personas que muchas veces no tienen nada que ver con el tiroteo. En esas barriadas, urbano marginales, suelen haber muchas personas en las calles hasta altas horas de la noche.
Otra acción que ha rendido frutos a la Policía en San José son los controles focalizados en carreteras. “Se va casi exclusivamente por cierto tipo de motos en las que viajan personas jóvenes, con cascos cerrados y maletín atrás, en el que suelen llevar armas, explicó el director regional.
“Tenemos 18 lugares identificados como los de más incidencia en delitos contra la vida y zonas de donde salen sujetos que van a delinquir a otros barrios, por lo que están intervenidas, a veces con apoyo de policías municipales y hasta con el OIJ”, agregó Picado.
Ante la falta de personal para tener unidades como el GAO en cada provincia, la Fuerza Pública lo que hace es moverlos, según los requerimientos que los brotes de violencia generan en diferentes puntos del territorio. Este año se tuvo que movilizar un contingente a Puntarenas, donde en los primeros meses se disparó la cantidad de asesinatos. Chacarita, El Roble y Barranca, en el cantón central de esa provincia porteña, son los que concentran la mayoría de muertes homicidas.
Lo mismo ocurrió en Limón y Sarapiquí, donde al cierre de este 2021 surgió otro foco criminal que alarmó a la Policía, debido a la guerra entre las bandas de sujetos conocidos como El Diablo y Pechuga.
Con base en la experiencia lograda en San José, donde desde el 2019 fueron colocados los directores de más “colmillo” liderados por Randall Picado, ahora el objetivo es aplicar modelos similares en los puertos. Lo que se busca es controlar los brotes de Limón, que al 22 de diciembre tenían esa provincia con 140 casos, y Puntarenas, que por primera vez superó el centenar de asesinatos.
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