Una ráfaga de balazos ocurrida a eso de las 9:42 p. m. del sábado alertó a vecinos de la comunidad de La Villita en Belén de Carrillo, Guanacaste, quienes salieron a la calle a descubrir el cadáver de un muchacho de apenas 20 años.
La víctima fue identificada como Rafael Angel Fuentes Noguera, quien a la llegada de los cruzrojistas locales fue declarado fallecido en el sitio. Tenía tres impactos de bala distribuidos en la cabeza, el abdomen y un antebrazo. Agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Santa Cruz se encargaron del cuerpo y buscar indicios, pero no encontraron casquillos en la escena. De momento no hay detenidos.
La víctima era oriundo de San Ramón de Alajuela, soltero y sin hijos. El hombre había estado detenido en la cárcel de San Sebastián, San José.
Al parecer, un ajuste de cuentas ocasionó este homicidio que dispara aún más la cifra récord de este 2022 que ya va por 614, cuando todavía restan 13 días para cerrar el año.
Este año Guanacaste lleva 57 asesinatos, una cifra nunca antes vista en esa provincia, cuyo año de mayor criminalidad homicida había sido el 2017, con 48 casos. Los puntos turísticos como Carrillo, Tamarindo, El Coco y otros se han vuelto un gran atractivo para las bandas narcotraficantes que se disputan a muerte los territorios.
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Una muestra de ello fue el fallido intento de una organización que intentó matar el 9 de julio en Santa Cruz a una banda rival, pero los objetivos ya habían dejado la casa en que vivían. La propiedad fue ocupada por una familia de seis trabajadores nicaragüenses, los cuales fueron sorprendidos por los pistoleros y cinco de ellos se convirtieron en víctimas colaterales, solo uno sobrevivió a la emboscada.
El pasado miércoles, exministros de seguridad, exdirectores del OIJ y otros expertos en seguridad advirtieron sobre la urgencia de detener esta ola. Diciembre lleva 30 homicidios.
Rafael Angel Guillén, exdirector del OIJ, indicó este sábado que esta tendencia da al traste con la imagen de país de paz y sin ejército que ha caracterizado a nuestra nación en el ámbito internacional.
Dice que mientras las autoridades preventivas minimizan la cantidad de víctimas a manos de criminales a sueldo, carecen del presupuesto necesario para que se haga justicia. Añade que no existe una estrategia, ni un plan táctico, que dirija las grandes operaciones policiales y que logre poner las cosas en orden. “Solo notamos una descontrolada práctica para hacer ver que se trabaja, pero sin profesionalismo alguno”, criticó.