Cuando el niño tiene malas calificaciones, nos indica que algo no va bien, por alguna razón no alcanza los objetivos: puede ser algo en la escuela, en el hogar o alguna condición en especial que requiera acciones diferentes en su proceso de enseñanza y aprendizaje. Sin embargo, no solo el niño es culpable, ya que la responsabilidad es compartida con los padres y los profesores.
En este momento muchos padres de familia se preguntan: ¿cómo hago para que mi hijo no pierda el año, es posible salvarlo? La doctora en educación y fundadora de Saint Gregory School, Rosi Brenes explica: “claro que sí es posible salvar el año, siempre y cuando exista una buena actitud de parte del estudiante y de los padres de familia, quienes deben involucrarse de lleno para tomar las medidas necesarias en casa. Además, es vital la confianza que deposite la familia en los profesores y la comunicación que haya entre ellos para encontrar el tipo de ayuda que se requiere en cada caso”.
Hablar del tema en casa es el primer paso para enfrentar la situación, analizar las causas y encontrar la raíz del problema, para así identificar las mejores herramientas en la solución.
Esas causas obedecen a muchos factores, sin embargo, entre las más frecuentes que la doctora en educación nos menciona, tenemos:
- Dificultades de aprendizaje.
- Alteraciones en su estado emocional: depresión, desmotivación, tristeza, baja autoestima, inseguridad, comparaciones entre hermanos o amigos.
- Malas técnicas de estudio o ausencia de ellas.
- Falta de supervisión y guía de los padres.
- Problemas familiares que generen un clima negativo en el hogar.
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Brenes comenta que cuando un padre de familia se enfrente a problemas de malas calificaciones con sus hijos, nunca debe reaccionar con violencia y recomienda poner en práctica algunas de las siguientes medidas:
- Reunirse con los profesores cuyas materias están en riesgo, para conocer la situación y en qué está fallando. Es recomendable que el alumno esté presente en esta reunión. Muchas veces se contratan tutores sin tener claro qué es lo que el alumno necesita reforzar, y esto no necesariamente soluciona el problema. Si se toma esta medida, es vital que el tutor y el profesor del centro educativo se comuniquen para trabajar en conjunto y sacar adelante al estudiante.
- Motivar al estudiante para que ponga de su parte, muestre una buena actitud y desarrolle interés por el estudio.
- Ayudarle a organizar su tiempo y responsabilidades según sea necesario en cada caso.
- Ser firme con reglas y estructuras de trabajo en casa. Ayudarles a organizar las horas de estudio con los descansos respectivos y no dejar de lado un espacio recreativo para que su hijo no se sature. No lo “castigue” eliminado las actividades deportivas o artísticas que regularmente practica porque esto genera salud mental y además les enseña a separar los tiempos de estudio y de esparcimiento en sus vidas.
- No utilizar frases negativas hacia su hijo, como por ejemplo: “te vas a quedar”, “no lo vas a lograr”. Muéstreles cariño y apoyo en todo momento, ya que el fracaso académico es una situación donde puede peligrar el autoestima del niño.
- Ayudar no es hacerle las cosas a sus hijos, es apoyar cuando lo necesiten e intervenir solo cuando sea necesario, no permita que dejen las cosas o tareas sin terminar.
Así mismo, resulta mucho más determinante que el niño se sienta motivado, para que surja la disposición de esforzarse a lograr sus objetivos. Cada niño aprenderá a esforzarse si percibe la alegría con la que los adultos a su alrededor se esfuerzan para cumplir su trabajo y obligaciones. Si, por el contrario, solo escucha de sus padres quejas, excusas y lamentaciones al tener que trabajar o cumplir con sus responsabilidades, el niño definitivamente aprenderá a hacer lo mismo.
“En la actualidad se puede recurrir a algunas apps que hacen del proceso de estudio una actividad más interactiva y productiva, como, por ejemplo: Lingokids, Khan Academy, Quizlet, entre otras. Algunos centros educativos utilizan la aplicación de Progrentis, que es una excelente herramienta educativa. Hable con el docente de su hijo o hija para que le siguiera la más apta para su caso”, recomienda Brenes.
Es muy importante que los padres conozcan muy bien a sus hijos, así podrán identificar si existe un problema de madurez porque el que esté “grande” no necesariamente significa que esté listo para afrontar los retos académicos sin apoyo. La independencia y la autosuficiencia se deben trabajar con ellos progresivamente, de manera que siempre se exija el esfuerzo del niño.
También, tome en cuenta para el próximo curso lectivo que es imprescindible que los padres estén involucrados en el proceso educativo durante todo el año, pues su papel es acompañar el aprendizaje de sus hijos en todo momento, no solo al final cuando aparece un problema, deben revisar cuadernos, notas, y tener conocimiento de tareas, proyectos, así como visitar el colegio para estar alineados con los profesores.