Los días de Ana Xóchilt Guillén transcurren entre pantallas coloridas y bosquejos caricaturezcos. Ella emprende en el impalpable mundo de la animación digital y sus personajes ya imprimen el sello tico allá donde se borran nuestras fronteras.
Sentir que llegó la hora de hacer algo propio fue el impulso que llevó las manos de Ana Xochilt Guillén a bosquejar cinco divertidos pulpos de caricatura que luchan incansablemente por escapar de una pecera. Así nació su primera creación de propiedad intelectual: la serie animada Outopus.
Guillén es animadora digital y la idea de estos dibujitos fue una de diez en su cabeza, que parece estar siempre maquinando formas, colores e historias. Los pulpos eran sin duda, el inicio de algo grande.
Con ayuda de algunas mentes experimentadas -como la de Leo Rojas, del estudio de animación Rocket Cartoons, quien ya tenía experiencia en la generación de contenidos animados propios- Outopus se distribuyó en la feria MIP Junior en Cannes, Francia y se presentó en el Kidscreen Summit 2013, en Nueva York. La serie se vendió en Europa, en Asia y en algunas aerolíneas en la India. Incluso la cadena estadounidense Cartoon Network llegó a interesarse en el contenido de esta (negociación que a la fecha no se ha concretado).
En la idea de Ana trabajaron más de 15 personas y lograron generar 52 episodios para los pulpos Deepsea, Klint, Dumbus, Paul y Murphy, quienes crean todo tipo de artefactos tecnológicos para regresar a su lugar de origen; el mar.
Los dibujos animados mueven millones desde hace años y Costa Rica decidió ir por una tajada del pastel. El mercado de la animación digital mantiene un crecimiento anual del 7% y datos del 2013 indican que alcanzó más de $222.000 millones en ventas en todo el mundo.
Es por ello que entidades como la Promotora de Comercio Exterior (Procomer) y la Cámara de Tecnologías de Información y Comunicación (Camtic) se han dado a la tarea de inyectar capital estatal a los proyectos ticos que busquen dar a conocer el talento que existe en el país. La idea es posicionar a Costa Rica como un creador de contenido creativo y de propiedad intelectual en el sector.
Dibujante de la casualidad
Ana Xoch, como le gusta que la llamen, nunca supo realmente lo que quería ser "cuando fuera grande". Le llegó la hora de elegir profesión, y fue su padre, Roberto Guillén, el que la invitó a seguir sus trazos y la sedujo al mundo del dibujo y la animación digital. Socio fundador de uno de los estudios de animación más importantes en suelo tico, Studio Flex, él invitó a una Ana recién graduada del colegio a ayudar con tareas simples.
Ana aprendió rápido y pasó pronto de escanear dibujos y hacer mandados a animar diseños e incluso, a crear sus propios personajes.
"En el 2012, unos amigos lanzaron un proyecto en Facebook que se llamaba "Bocetos" y eran retos de hacer un dibujo semanal. Yo participé por curiosidad. Veía que la gente reaccionaba inesperadamente bien a mis dibujos y así fui encontrando mi estilo", narró a Perfil.
Ana Xoch es una aprendiz empírica. Se formó trabajando. No ha podido terminar su carrera en animación digital en la Universidad Véritas por falta de tiempo, pero eso no la detiene. Ana es de las que piensa que es la calidad de los trabajos y no los títulos universitarios los que trazan la carrera de un profesional.
Guillén no llegó a pertenecer a esa generación de nativos digitales y, a sus 28 años, le gusta comenzar sus procesos con lápiz y papel antes de trabajarlos en pantalla.
Se confiesa fan de lo simple y lo geométrico. Esta preferencia la llevó a decidirse por el estilo pictoplasma; caricaturesco y simple, pero adorable.
Ana Xóchilt tiene padres salvadoreños y mucho carácter. Su nombre de origen náhuatl significa "reina de las flores".
Trayectoria colorida
"Me gustaría mucho independizarme a futuro. En este momento estoy trabajando con Herald Entertainment. Ellos son estadounidenses y montaron un estudio en Costa Rica. Con ellos superviso proyectos aquí y en Jakarta, Indonesia, donde tienen otro estudio", narró Guillén.
Ana aún tiene miedo de lanzarse con un estudio propio ya que el gasto en equipos y software es alto. Por ahora, planea seguir emprendiendo poco a poco con series animadas de creación propia. Actualmente trabaja en una cuyo protagonista es un agente secreto.
Además, desea involucrarse con la ilustración de poemas y cuentos infantiles. De hecho, ya publicó un libro de poemas ilustrado en colaboración con la artista Ruth Angulo para la Editorial Costa Rica.
Sabe que ha tenido suerte pues la plataforma del estudio consolidado de su padre y el expertise de algunos titanes del negocio le sirvió de trampolín. Sin embargo, insta a quienes buscan emprender en esta rama de las artes digitales que se asesoren con colegas y que recurran a fondos de Procomer, Camtic y el Ministerio de Ciencia y Tecnología (Miciit).
Asegura que desde hace unos 4 años, se está tomando más en serio la animación en Costa Rica. "Ya no se ve como antes, como "dibujitos". Estamos trabajando para que la gente de afuera nos tenga más confianza y posicionarnos como un país con trabajos de calidad, para que en un futuro sea más fácil vivir de animación", reflexionó.
Básicos para emprender según Ana Xóchilt Guillén
Tenerse confianza como artista y exponer su trabajo para recoger opiniones.
Darse a respetar y cobrar adecuadamente. Nunca regalar su trabajo.
Publicar muestras de trabajo en plataformas como Behance, Youtube, Instagram y Facebook.
Investigar sobre fondos de financiamiento por parte del Gobierno para proyectos de animación.
Considerar plataformas de crowdfunding como Indiegogo o Kickstarter para proyectos específicos.
Si desea comenzar a estudiar animación, es ideal buscar información en CETAV o Universidad Véritas, que dan excelentes bases.