Los desfiles de la moda masculina otoño-invierno 2014 comenzaron este miércoles en París, con un hombre Carven que desvió los clásicos y un Valentino que navegó en aguas de la tradición, reinterpretándola.
Guillaume Henry imaginó al hombre Carven "atravesando la noche" en un ambiente que recuerda al Chicago de los años 30 o 40.
Los modelos desfilan en torno a dos mesas de billar, con aspecto sombrío. “Desestructuramos el traje masculino”, explica el diseñador.
Por ejemplo, los sacos de los trajes son más cortos que los clásicos, al igual que los pantalones que a menudo se detienen en la pantorrilla.
Aunque la mayoría de los colores son unidos, Carven también propone telas escocesas, ya muy vistas en las pasarelas milanesas.
Algunas prendas presentaban estampados bastante infantiles, como ser un graffiti en blanco y negro, lo cual rejuvenece el conjunto de la colección.
Los dos creadores Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccioli, dieron la sensación de ser capaces de reinterpretar el traje al infinito.
Con Valentino, las rayas anchas se imponen en sacos y pantalones, a veces reemplazadas por motivos geométricos.
Para luchar contra el frío, Van Beirendonck propone superponer bermudas con pieles. La colección resucita además el poncho y --una vez más-- el montgomery, el sobretodo militar inventado para la Royal Navy.
Entre los accesorios, las zapatillas altas vienen decoradas con mandíbulas de cocodrilo y el estilista belga propone para cubrir la cabeza sombreros de fieltro que retoman la forma de cascos de soldado.