Dolor en las plantas de los pies y talones, dolores de espalda baja, particularmente en la zona lumbar, que se alivian con la actividad física, y rigidez matutina en la espalda son algunos de los síntomas que los pacientes con espondilitis anquilosante experimentan y que frecuentemente confunden con otras enfermedades.
“El desconocimiento de la enfermedad hace que muchas personas no tengan un diagnóstico apropiado; visitan al especialista incorrecto o se automedican en un intento por disminuir el dolor, sin lograr una atención adecuada de su condición", explica la Dra. Yendry Rojas, Gerente Médica de Novartis para Centroamérica y el Caribe.
¿Qué es? La espondilitis anquilosante es una enfermedad crónica que causa dolor e inflamación en las articulaciones ubicadas entre las vértebras y las articulaciones sacroilíacas (la región donde la columna vertebral se encuentra con la pelvis). En ocasiones, los brazos y las piernas también se pueden verse afectados. Cerca del 70% de los pacientes con espondilitis anquilosante severa pueden experimentar una fusión vertebral, lo que reduce significativamente su movilidad y su calidad de vida.
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¿Qué la causa? Las causas de la enfermedad aún no son del todo claras, sin embargo, se ha demostrado que está relacionada con la hiperactividad del sistema inmune y de manera directa, con la citocina IL-17A. Esta citocina es amplificadora de la inflamación del área en la que se unen el hueso y tendón.
¿Es progresiva? El progreso, así como los síntomas y la severidad de la enfermedad varían de paciente en paciente. En cualquiera de los casos, la detección temprana puede hacer la diferencia.
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¿En quiénes es más común? Los primeros síntomas de la enfermedad suelen manifestarse entre los 17 y 35 años; solo el 5% de los pacientes presentan síntomas después de los 45 años. Además, la espondilitis anquilosante es 3 veces más común en hombres; las mujeres también pueden padecerla, aunque evoluciona más lentamente en ellas.
¿Cuál es el tratamiento? Aunque es una enfermedad que no tiene cura, un diagnóstico temprano puede prevenir tratamientos erróneos y disminuir la progresión de la enfermedad. Un reumatólogo es quien debe diagnosticar la enfermedad a través de la valoración de los síntomas, exámenes de sangre y radiografías. Iniciar el tratamiento médico adecuado puede minimizar los síntomas y reducir el riesgo de discapacidad y deformidad. Actualmente, existen tratamientos biológicos novedosos que pueden ayudar al paciente.