En vísperas de noviembre, en una cantina de San José, un doctor, un músico, un metalero y algunos periodistas compartieron sobremesa y unas cuantas birras. Al ver el diseño de un bigote sobre el logo de dos de las cervezas, la conversación migró al trasfondo de una campaña denominada Moviembre (traducido de Movember en inglés) y la posible efectividad de la misma.
“¿Cuántas personas a lo largo del país entenderán la palabra ‘moviembre’ y verán este bigote y entenderán de qué se trata esto?”, preguntó uno de los presentes. “¿Qué tan conocido es en Costa Rica que el bigote se convirtió en un ícono que aparece en noviembre y que busca cambiar los hábitos de salud del hombre?”, se cuestionó otro.
Venga entonces una explicación necesaria: Moviembre es la unión de las palabras “mostacho” (la caste-llanización de “moustache”, bigote en inglés) y “noviembre” (el mes de la salud y prevención del hombre en algunos países). Así las cosas, el bigote es a la causa de la lucha contra el cáncer de próstata (el segundo tipo de cáncer más común en hombres a nivel global) lo que el lazo rosado es a la lucha contra el cáncer de seno: un símbolo.
El concepto de Movember nació de forma fortuita en Australia, en 2002, cuando un grupo de amigos que tomaban cerveza en un bar pensaron que era buena idea dejarse crecer sus bigotes para apoyar a un amigo diagnosticado con cáncer de próstata, pues consideraban que el bigote es un elemento históricamente relacionado con la masculinidad.
En 2007, Movember era una idea exportada, con extremidades en otros países y la ilusión de un movimiento incipiente que ayudase a crear conciencia sobre la salud del hombre, y que eventualmente tuviera los mecanismos para recolectar fondos para propiciar investigaciones e inversiones en cuanto al cáncer de próstata.
Actualmente, 21 países tienen representación oficial de Movember, mientras que otros tantos que aún no aportan al fondo benéfico (Costa Rica en cuenta) organizan actividades y movimientos de forma independiente.
Tal parece que de vez en cuando nacen maravillosas ideas cuando algunos amigos se reunen en un bar.
No solo en bares
El abogado Carlos Araya y el estudiante de Ingeniería Hugo Monge organizan en Costa Rica actividades inspiradas en Movember desde 2011. Carlos conoció el movimiento un año antes en California, Estados Unidos, y en octubre de 2011 se topó con un país “cubierto de rosado”, por ser el mes de la sensibilización sobre el cáncer de mama. “No había campaña enfocada en el hombre”, dice.
La motivación de usar noviembre para encarrilar una campaña de información sobre el cáncer de próstata rápidamente sumó otros motivos para poner el foco sobre una enfermedad que en 2014 causó el 16% de muertes por cáncer en Costa Rica. Por ejemplo, poco después de comenzar labores, Carlos conoció una de tantas historias en las que un señor murió porque se negó a realizarse los exámenes para detectar la enfermedad. Eso cambió todos sus motivos.
Esto podría parecer mentira, pero no lo es: una cantidad indefinida de hombres le temen tanto al tacto rectal que le huyen aunque sea la última opción, así tengan la amenaza de morir. El tacto rectal y el antígeno prostático son las dos pruebas con las que se detecta el cáncer de próstata, y la comunidad médica debe realizar ambas, en el tanto que ninguna es 100% segura.
El 99% de los casos afecta a mayores de 50 años, y tanto empleados de la Caja Costarricense del Seguro Social (CCSS) como los organizadores de Movember Costa Rica recuerdan decenas de historias en las que los pacientes no se realizaron las pruebas, consecuencia de estereotipos como que el cáncer de próstata es para homosexuales, es venéreo y disminuye las erecciones.
“Cuando nos enteramos de cómo estas tragedias afectan a la familias, nos dimos cuenta de que hay toda una dimensión social y personal que nos hace responsables con esa población. Inicialmente queríamos hacer algo por el hombre y después nos dimos cuenta de que era una gran responsabilidad y todo eso cambió para nosotros”, manifiesta Carlos.
Movember Costa Rica es una organización sin fines de lucro que funciona por medio de voluntariado. Carlos asegura que se relacionan con la fundación internacional, la cual les coopera con materiales y datos. Según movember.com, la campaña internacional ha logrado recoger $677 millones destinados a la salud del hombre (pero también ha sido criticada por el alto porcentaje –9% en 2009– de donativos utilizados en costos de campaña).
Carlos también dice estar al tanto de que las actividades que organizan durante noviembre desde hace cinco años (este año hay rutas de bicicleta en calzoncillos, partidos de rugby y fiestas de bigote, entre otras) quizá no sean dirigidas a la población con mayor factor de riesgo (hombres mayores de 40 años), pero alega que el objetivo es convocar a sus hijos, cónyuges y familiares, e interesarlos en el tema.
Los organizadores reciben testimonios de familiares –especialmente mujeres– que, luego de conocer la campaña, convencieron a sus padres de realizarse el examen, con resultados positivos y negativos. “Si nos hubiéramos acercado directamente a ellos, no hubiera sido igual; no ha tenido efecto en años. La mujer es la mitad de la campaña”, afirma Carlos.
Rubia con bigote
Desde octubre del año en curso, la mayoría de presentaciones de cerveza Pilsen en todo el país tienen estampado un bigote encima del logo, lo que probablemente representa la mayor penetración de Movember en el territorio nacional. Otras marcas –como Unafut, Sardimar e Isuzu– se han unido a la campaña y, dado el surgimiento del bigote como símbolo de salud del hombre y la popularidad que el movimiento suma cada año, es probable que muchas más se unan pronto.
Cervecería de Costa Rica aporta al movimiento por segundo año consecutivo y, según el gerente de marca de Pilsen, Carlos Zamora, no es una “plataforma” que vaya a acabar pronto para la marca. A las botellas y latas de cerveza les crece bigote, y la empresa también hace donaciones al Hospital México en aras de agilizar la atención de los pacientes del centro médico, único en el país que brinda servicio de radioterapia con acelerador (necesario en la mayoría de casos para el tratamiento del cáncer).
Para lograrlo, la empresa donó en 2014 $15.000 en equipo médico y en diciembre hará lo mismo con $30.000 para la construcción de dos consultorios en el Hospital México. “Ves campañas para crear conciencia en salud masculina y llegás a sacar una cita y te la dan para tantos días. Queremos mejores experiencias”, dijo Zamora.
En cuanto a la divulgación de información, sucede lo mismo que con todas las buenas intenciones: uno nada más anhela que surtan efecto, y aguarda. “Sería prematuro medir el impacto de una campaña de ese tipo. Es importante que en este mes se utilicen medios publicitarios con un mensaje de salud, pero afirmar que va a tener un impacto en cuanto a incidencia de mortalidad (no es posible decirlo)”, comenta Marjorie Obando, jefa del Departamento de Hemato-Oncología del Hospital México.
Gonzalo Aztúa, miembro de la Coordinación Técnica del Cáncer de la CCSS y médico con 15 años de trabajar en el proyecto de cáncer de próstata, opina que no solo se trata de hacer un llamado a la población en riesgo, sino también de enviar el mensaje correcto: es enfático en que son los hombres mayores de 50 años (40 si tienen historial de cáncer en la familia) los que deben realizarse el examen anualmente.
“La resistencia histórica del hombre a la consulta ha ido mejorando, pero queremos mejorarla aún más. Lo que no queremos es que alguien que se haga el chequeo salga alterado y que no esté informado de lo que sucede después, por lo que trabajamos en documentos informativos más claros para las personas, y que los que no están en riesgo que no acudan a los servicios”, dice Aztúa.
Urgencia de datos
Por otro lado, las investigaciones científicas y estadísticas sobre cáncer de próstata en Costa Rica son escasas, según miembros de Movember Costa Rica, que buscan recolectar 10.000 firmas para solicitar a la CCSS y al Ministerio de Salud que la investigación sea “prioritaria y relevante”.
Aztúa responde: “Hemos estado trabajando en un proyecto no solo para próstata, sino para darle seguimiento a casos diagnosticados de todos los tumores a través del tiempo, para ver las necesidades de cada grupo. Se está planeando hacer seguimiento para tener información pertinente más allá de mortalidad e incidencia.
“La próstata es solo una parte. A futuro queremos mejorar la salud masculina como tal. La hipertrofia en un terreno hace que perdamos la dimensión de que estamos hablando de personas. Enfrentamos problemas similares para los que muchos hombres no buscan atención preventiva, no solo de próstata sino de todo; es un asunto general del género”.