El nombramiento del nuevo sSecretario general de la Federación Costarricense de Fútbol divide al nuevo Comité Ejecutivo liderado por el presidente Osael Maroto.
El candidato para asumir el cargo es un viejo conocido en la política del fútbol. Se trata del exalcalde del cantón de Goicoechea, Rafael Vargas, quien ocupó ese mismo cargo entre el 2013 y el 2016, durante la gestión de Eduardo Li.
La designación del secretario general, un puesto llamado “de confianza”, recae sobre el Comité Ejecutivo. El nombramiento se realiza por votación, por medio de mayoría simple, o bien, un consenso.
Sin embargo, la figura de Rafael Vargas pone a pensar a los representantes de la Unafut en el Ejecutivo, según conoce La Nación. Los jerarcas de la Primera División son partidarios de revisar más perfiles antes de tomar una decisión.
Hay otros integrantes que sí tienen más clara su posición: Jorge Hidalgo, representante de la Liga Nacional de Fútbol Aficionado (Linafa), y los tres votos de la Liga de Ascenso (Liasce), además de Osael Maroto, apoyan el nombramiento de Vargas.
“Si el nombre de Vargas avanza, le daré el apoyo”, sentenció Hidalgo.
Una decisión que ha tomado más tiempo de lo debido
El nombramiento del nuevo secretario general se ha prolongado. El nuevo Comité Ejecutivo entró en funciones el pasado 1.° de setiembre y, mes y medio después, el tema aún sigue en conversaciones.
La última sesión de la cúpula del fútbol costarricense fue al inicio del mes de octubre. El fiscal, Carlos Ricardo Benavides, tomó la palabra y le hizo ver a los directores que el estatuto de la Fedefútbol es claro sobre los requisitos que deben cumplir los aspirantes a la secretaría general.
El documento explica que “el secretario general no podrá ser un delegado de la Asamblea General ni un miembro de cualquier órgano de la Fedefútbol”.
Para ese momento, Vargas era el presidente de la Liga de Fútbol Sala y miembro de la Asamblea General por esa misma liga.
Vargas renunció la semana anterior a su cargo en Fútbol Sala, una decisión que tenía pensado llevar a cabo el próximo mes de enero, cuando se celebrará la Asamblea de esa liga.
Consultado por La Nación sobre su renuncia, Vargas respondió: “Fue un tema que tenía ya pensado y decidido”.
Y sobre su posibilidad de llegar a la Secretaría General, comentó: “Siempre he estado dispuesto a ayudar al fútbol costarricense y, si el Comité Ejecutivo, piensa en él para ese cargo, valoraría la opción”.
Vargas llegaría al cargo después una controversial salida de la Fedefútbol en su anterior periodo. Por razones difusas, había sido suspendido en el año 2016 por los integrantes del Comité Ejecutivo, presidido por Rodolfo Villalobos.
“En aras de la transparencia y de fortalecer el proceso investigativo que se va a desarrollar a lo interno de esta Federación y de los procesos judiciales que se encuentran en marcha en nuestro país, se acuerda por unanimidad suspender de forma indefinida al señor Rafael Vargas”, indicó el ente en un comunicado de prensa enviado en el 2016, sin detallar las razones de la decisión.
Luego, Vargas dejó el puesto definitivamente por un acuerdo con la Federación cuyos términos no fueron divulgados, si bien se sabe que incluyó el pago de prestaciones.
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Su salida se dio tras el escándalo del FIFA Gate, en el que Eduardo Li, presidente de la Fedefútbol, fue detenido en 2015 y juzgado por la justicia estadounidense.
En aquellos días, según revelaría una investigación La Nación, en la Fedefútbol aparecieron dos facturas del 2013 por la compra de 8.000 balones y 5.000 uniformes que nunca ingresaron al país.
Las órdenes de transferencia del dinero tenían las firmas de Eduardo Li y su entonces secretario, Rafael Vargas. El pago en dólares, que en total sumaba $172.000, se dio desde una cuenta de la Federación en el Banco Crédito Agrícola de Cartago, pasó por Estados Unidos y terminó en Panamá.
Aunque el caso llegó a los Tribunales en el 2018 y lo anterior sería comprobado por la Sección de Delitos Económicos y Fraudes, como parte de una causa abierta en el Ministerio Público contra Eduardo Li, por administración fraudulenta, lo sucedido nunca fue esclarecido y el causa quedó cerrada sin llegar a juicio.
Los abogados de Eduardo Li en reiteradas ocasiones argumentaron que su representado ya había sido juzgado por aquellos hechos en Estados Unidos.
La supuesta compra de balones y uniformes se había hecho usando facturas de la empresa Forward Sports International Management Inc., una sociedad usada por Jeffry Webb, expresidente de Concacaf, para recibir sobornos millonarios.
Acuerdos de la política del fútbol
La llegada de Vargas a la Secretaría General de la Fedefútbol forma parte de un acuerdo de la alianza política que impulsó la candidatura de Maroto para tomar el cargo de presidente.
Liasce, Linafa y Sala estaban convencidas de que el fútbol costarricense necesitaba un cambio de liderazgo, que la continuidad de Rodolfo Villalobos no debía concretarse y que el expresidente de Sporting FC tenía el perfil idóneo para asumir.
Esas tres ligas juntas sumaban 15 votos, de los 32 totales. Las elecciones se definen por mayoría simple y este grupo solo necesitaba un voto para lograr su objetivo. Sporting, de la Unafut, también formaba parte del grupo.
Dentro de los puntos conversados en esta alianza, estuvo que el presidente de Liasce, Sergio Hidalgo, continuaría como vicepresidente y que Vargas sería postulado para regresar a la Secretaría General, el puesto más importante en la Fedefútbol por debajo del presidente del Comité Ejecutivo.
Esta alianza se mantuvo fuerte hasta al final, lo que obligó a la Unión de Fútbol de la Primera División (Unafut) a sumarse de último momento a la iniciativa.
Juan Carlos Román, presidente de la Liga Nacional de Fútbol Aficionado (Linafa), mencionó que Vargas tiene los atestados para regresar al cargo.
“Rafael Vargas ya sabe lo que es estar en ese cargo y puede ser de gran ayuda para Osael Maroto. Es un actor conocido del fútbol, tiene buena relación con las ligas y su experiencia será valiosa.
”Sé que hay algunos integrantes del Comité Ejecutivo que se debaten si apoyar este nombramiento, pero creo que todo radica en tomarse un café, conversar y disipar dudas, si es que las hay”, manifestó Román.
El dirigente también explicó que si algunos creen que la figura de Vargas arrastra cuestionamientos por lo sucedido con Eduardo Li, “es bueno entender que lo que se le cuestionó a Vargas en su momento no fue elevado a juicio por las autoridades del país. No se encontró participación alguna”.
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Al consultarle a Rafael Vargas si estaría dispuesto a asumir el cargo, él manifestó: “Si consideran que puedo beneficiar al fútbol nacional yo siempre estaré en la mejor disposición de colaborar”.
Esta semana, hay sesión del Comité Ejecutivo y se podría tomar la decisión sobre el Secretario General, cargo que actualmente ocupa Gustavo Araya. El plan de la dirigencia es que él siga formando parte de la organización.