Juan Pablo Vargas vive su primer temporada con regularidad en el Deportes Tolima de Colombia, sin embargo la situación que más lo ha sorprendido y exigido es la presentación que tuvo en la Copa Libertadores frente a Boca Juniors.
El zaguero costarricense quedó anonado del ambiente que se vive en La Bombonera, mítica casa de los argentinos. Reveló que en la previa lo invadió la ansiedad y que en el pospartido no podía dejar de pensar en el duelo.
El Tolima perdió 3 a 0 con los chés, empero el partido no fue malo para el cuadro de Juan Pablo, más allá de algunos descuidos que se pagan caro en el primer mundo del fútbol.
“Lo del nivel en la parte futbolística es impresionante porque no se puede descuidar un segundo, la intensidad de verdad que es otra y con solo perder tiempo viendo a donde se pasa la pelota ya sentís la presión del contrario. Por otra parte, el ambiente fue impresionante, los argentinos metieron de una forma... Lo que se vivió ahí hasta los mismos colombianos decían que fue algo fuera de lo común. El partido de la Libertadores me ayuda a crecer, sé que tengo que mejorar mucho si quiero llegar a un nivel alto”, describió.
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Vargas declaró que la emoción lo llenó por su debut en el certamen sudamericano. Actuar ante equipos del calibre de Boca era una meta.
“Por supuesto que había una sensación de diferencia. Hay que entender la magnitud del juego, estamos hablando de Boca, La Bombonera; eso a cualquiera le ilusiona. Los días antes se vive esa incógnita si iremos a jugar bien, que cómo será el rival, pero cuando uno ya está ahí es cuando más entra en ansias por enfrentar a jugadores como Carlos Tévez y Darío Benedetto”, profundizó.
Juan Pablo confesó que se le vinieron a la mente los difíciles momentos que vivió en el inicio de su aventura como legionario, porque no contaba con regularidad.
El zurdo llegó en agosto del 2018 al fútbol cafetero, pero no fue hasta el 2019 que logró debutar, precisamente en el mes de enero.
Desde que sumó sus primeros minutos, ha sido titular en el plantel y de hecho llega a la Selección Nacional con un ritmo envidiable al sumar 810 minutos de los 990 que ha jugado su escuadra en el torneo local.
“Al principio fue difícil, porque uno viene con una ilusión y cuando llega el momento pues no hay minutos; sin embargo, yo supe esperar. Me habló mucho el preparador físico, gente de la directiva me decían que esperara el momento, que si no se daba era porque había un grupo consolidado y conseguí aguantar. Desde enero la cosa ha sido diferente, he jugado muchos partidos, actué en Libertadores y acá vamos”, profundizó.
Al futbolista todavía no le han hecho saber si el Tolima hará efectiva la opción de compra que tiene sobre él, la cual finaliza en este semestre, no obstante, él trabaja para que así sea.
El zaguero se siente muy conforme en Colombia, porque encontró en la ciudad de Ibagué un ambiente muy similar al que se vive en Costa Rica.
Una de las principales preocupaciones que tuvo el nacional fue enfrentarse a la inseguridad que podía encontrar en Colombia; no obstante, eso no le ha afectado.
“Uno se entrena tres horas al día y el resto del día ya se tiene que mover y demás. La parte de seguridad me preocupaba mucho por lo que uno ve y escucha en los medios. A mí me hablaron muy bien de la ciudad, obviamente como en todo lado no hay que exponerse, pero es una ciudad muy tranquila comparada con Medellín y Calí. Colombia y Costa Rica son muy parecidas en la alimentación, acá no me siento tan lejos porque estoy a dos horas de Costa Rica en avión y la gente me ha tratado espectacular”, añadió.
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La principal diferencia con Costa Rica es que ahora el seleccionado nacional se mueve por medio de avión a la mayoría de duelos de la liga colombiana, contrario a como sucede en el país que van en autobús.
“Acá solo para un partido es que no se viaja en avión, porque en bus es muy largo Uno se va el día antes en avión, en la tarde descansa, cena y al siguiente día juega”, agregó.
Juan Pablo Vargas disfruta de La Libertadores, también de Colombia y asegura que con minutos encontró la comodidad para desarrollarse como legionario.