El diario británico The Guardian publicó el relato sobre una broma de dos adolescentes de 16 años que logró engañar a la prensa inglesa, sobre la supuesta llegada del futbolista alajuelense Alexander López al Wigan Athletic. La noticia no sonaba descabellada porque ese club ya había reclurado, inicios de la década anterior, a tres jugadores hondureños.
Uno de los bromistas fue, precisamente, quien narró esta historia que inició en el año 2012, cuando la Selección de Honduras llegó a Londres para encarar los Juegos Olímpicos. “Un lienzo blanco para nuestra próxima estafa, que encontramos en su joven centrocampista con el número 10: Alexander López”, cuenta Kieran Morris, quien hoy se dedica a escribir en medios de comunicación.
“López tenía 19 años y había marcado tres goles en 28 partidos con el CD Olimpia, que acababa de ganar el campeonato de la liga hondureña. Cuando entramos en su página de Wikipedia, los tres goles de su carrera se convirtieron pronto en 11; entonces se abrió una columna en su tabla de estadísticas para las “asistencias”, y juzgamos que debería tener 20.
“Construimos una gran historia para él. A medida que su fama crecía en Centroamérica, fue invitado a hacer pruebas en el Nápoles, el Málaga y el Tottenham Hotspur”, contó Morris a The Guardian.
El siguiente paso, fue “bautizar” a Alex López con un sobrenombre de impacto, y que mayor idea que llamarlo el “Maradona hondureño”, ya que compararlo con una superestrella de este deporte, al menos, causaría curiosidad por saber quién era ese jugador.
“Una vez pulido su perfil en Internet, buscamos un premio mayor: su nombre en la prensa. Nuestro plan era convencer a la prensa británica de que el Wigan Athletic, el club de la Premier League que había llevado a tres jugadores hondureños a Inglaterra en las últimas temporadas, estaba a punto de fichar a López por 2,5 millones de libras”, continuó el relato.
Para hacerle creer a la prensa que la historia era real, ambos jóvenes adoptaron diferentes papeles de colaboradores alrededor de un equipo de fútbol. Se hicieron pasar un fisioterapeuta del club, un agente de jugadores y un periodista local. Según comentó Morris, iniciaron una serie de llamadas a diarios locales, regionales y hasta con destacados medios nacionales.
“Y así, el 28 de julio de 2012, en las últimas páginas de la edición de recuerdo de la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos del Times, se encuentran las siguientes fatídicas palabras: “El Wigan Athletic ha logrado un acuerdo de 2,5 millones de libras por Alexander López, el mediapunta hondureño del Olimpia”. La historia fue recogida incluso en Honduras por el tabloide local Diario Diez. Nos reímos; nos encantó. Lo habíamos vuelto a hacer”, contó Morris.
Houston Dynamo usó datos inflados por bromistas
Lo que nació como una broma para engañar a medios ingleses sobre un talentoso jugador hondureño que daría su paso a Inglaterra tras los Juegos Olímpicos, también tendría otro capítulo.
“López se convirtió en nuestra broma privada. A medida que pasaban los meses, íbamos comprobando su estado, aprovechando para inflar aún más sus estadísticas. En julio de 2013, llevaba 18 goles y 34 asistencias, cifras que le situaban junto a Messi y Ronaldo a una edad similar. Cifras que nadie creería.
“Entonces, una tarde de agosto, a poco más de un año del propio día de la broma, nos encontramos con algo realmente increíble: Era un comunicado de prensa de un importante equipo estadounidense, el Houston Dynamo. El club anunciaba el fichaje por un millón de dólares de un “joven internacional con un futuro brillante”, que había “registrado 18 goles y 34 asistencias en 51 partidos de liga”, recordó Morris.
Esta broma, curiosamente, le abrió las puertas del periodismo a este joven, quien considera que le debe una parte de su vida a Alex López, jugador de Alajuelense que esta noche disputará la semifinal del Apertura 2022 ante el Deportivo Saprissa.
“Presumí de la broma en la entrevista para mis primeras prácticas; escribirla fue mi primer encargo pagado en una pequeña revista de Liverpool llamada Halcyon; ese artículo me consiguió directamente mi primer trabajo, y el segundo, el tercero y el cuarto indirectamente.
“Fue un pie en la puerta, una palmadita en la cabeza, un truco de salón utilizado casi siempre al servicio de las ganancias profesionales”, aseveró uno de los responsables de esta peculiar historia.
Viajó a Costa Rica para conocer a Alex López
Morris decidió despejar algunas dudas y, a la misma vez, profundizar en la historia de ese jugador hondureño que una vez utilizaron para engañar a la prensa británica.
Morris viajó a Houston para conversar con personeros del club, para ahondar en cómo llegó Alex López al Dynamo. Aprovechando que estaba a este lado del Atlántico, Morris viajó hacia Costa Rica con el objetivo de conocer al jugador.
López y Morris conversaron en el restaurante de un hotel capitalino. En principio, el jugador de Alajuelense creyó que solo atendía a un periodista común y corriente, no a una persona que le contaría una fantástica historia de la cual él era el protagonista.
“Cuando la entrevista llegó a su fin, López se levantó, dispuesto a estrechar la mano y marcharse. Me lancé a la historia que me trajo hasta aquí, esta vez en segmentos cortos y entrecortados para el intérprete, que intentó valientemente mantener la coherencia. Todo el tiempo se dilata entre esos detalles clave: “Wigan Athletic”; “perfil de Wikipedia”; “Maradona Hondureño”.
“A medida que la historia se desarrollaba, López miraba hacia atrás de forma inescrutable, como un hombre atrapado en una operación de engaño fallida. Los deportistas tienen capas y capas de topes de seguridad para evitar aproximadamente este tipo de situaciones.
“En un momento dado, López emitió una especie de graznido de incredulidad, con los ojos abiertos de par en par, moviendo la cara de un hombro a otro de una manera que no era lo suficientemente urgente como para sacudir la cabeza. ¿Qué quería decir? Seguí hablando, repasando el viaje a Houston, el tiempo con los aficionados y el cuerpo técnico, el vuelo, la angustiosa espera de la confirmación de la reunión que estábamos celebrando.
“Finalmente, se rió. Y siguió riendo, echando la cabeza hacia atrás y cubriéndose la cara con las manos. Le estaba contando cómo, sin saberlo, había alterado el curso de su vida. Parecía que le hacía gracia. “¿Por qué no me lo dijiste antes?”, dijo, fingidamente exasperado. “¡Te habría traído una camiseta de Dynamo!”