Kenny Cunninghan no pudo más, su voz se entrecortó y aquel jugador fuerte y hasta inexpresivo en la cancha lloró al agradecerle al doctor Rafael Arias, presidente del Santos de Guápiles, por no darle la espalda.
El artillero pasó de la sorpresa a la incertidumbre, luego de que le comunicaron que había dado positivo con un resultado adverso, durante un control antidopaje en Guatemala, mientras militaba con el Malacateco de ese país, en junio del 2019.
Cunningham aseguró que hoy en día desconoce cuál fue exactamente la sustancia que supuestamente le encontraron, no tiene un documento que lo ratifique y durante 12 meses estuvo sin jugar para no perjudicar al cuadro santista, con el cual tenía contrato.
Todo empezó en junio del 2019 cuando la Asociación Nacional Antidopaje de Guatemala lo convocó para afrontar la primera audiencia por el resultado analítico adverso que tuvo en la final del torneo chapín.
Marisa Masseli, asesora legal del jugador, indicó a La Nación, en junio del 2019, que se le detectó octodrina, empero, no se aclaró la cantidad de la misma en el cuerpo. Dicha sustancia es un estimulante que aumenta la frecuencia cardiaca y contractilidad. Está prohibido en competencia por sus efectos estimulantes y funciona como una anfetamina.
“No sé ni por dónde empezar. A mí me sancionan 12 meses, pero solo cumplí siete meses. Por lo que ya pueden saber lo que pasó en la red de tráfico de Guatemala. A mí me sancionan el 22 de octubre del 2019 y es hasta el 31 de enero del 2020 que me manda la comunicación a mi correo. Algo nunca calzó, pero para prevenir y no hacerle problemas al Santos decidí no jugar más y así se los comuniqué a ellos”, aseguró Cunninghan en conferencia de prensa a través de Tigo Sports.
El experimentado ariete recordó que todo se dio cuando, tras un partido, tuvo una luxación en su hombro derecho y el médico del club lo inyectó.
“Esa vez el doctor me inyectó en la nalga y en el ombligo, me dijo que era un antiinflamatorio. Después me dijeron que había dado positivo. A todos los atletas en un inicio los suspenden preventivamente, pero a mí no. En la primera audiencia me dijeron que iban a abrir un proceso. Supuestamente yo gané la audiencia, pero estando en Costa Rica me llega el correo donde dicen que estaba suspendido”, añadió Cunningham.
Anterior a Cunningham, en Guatemala se sancionó a los ticos Alexander Robinson, hoy en el Saprissa, y a Mandfred Russell, quien para esta campaña se integró al Comunicaciones de ese país. Ambos futbolistas lograron revertir la sanción.
Complicado. Kenny confesó que pasó momentos difíciles, donde incluso pensó que había probado su inocencia, pero extrañamente lo sancionaron por encontrarle una sustancia prohibida y después aseguraron que era otra diferente a la primera.
“Como dije, por ser tan honesto yo comunico al club (Santos) para no meterlo en ningún problema, pero resulta que aquí en la Federación nunca llegó nada (notificación de la sanción). No llegó un documento que confirmara yo estaba suspendido ni acá, ni a Concacaf. No jugaba para no meter al Santos en problemas. A mí se citan las autoridades y me abren una investigación por seis meses, pero nunca me dijeron nada”, dijo Cunningham.
El jugador de 35 años enfatizó que en el documento que recibió indicaba que tenía que cumplir 12 meses. Entonces como no recibió respuesta o notificación, tras la apelación, decidió esperar y después de asesorarse en la parte legal empezó a entrenar hace dos meses con el Santos, con el cual debutó en el Torneo de Apertura el pasado 2 de noviembre contra San Carlos (2-0) y además actuó ante Guadalupe (1-1) y Jicaral (1-1).
“En Guatemala apareció gente y me dijo que nunca salí positivo y me lo metieron a mí porque era extranjero. Pese a todo debo agradecerle al doctor (Rafael) Arias que me dijo ‘Negro no lo voy a abandonar’, él me apoyó y aquí estamos cuando otro equipo me habría roto el contrato. Durante el tiempo que estuve parado tratamos de mantenernos en forma andando en bicicleta, para no perder condición y estar listo cuando me necesitara el equipo”, manifestó Cunningham.