Un encuentro cercano con la muerte, después de una complicación tras una cirugía plástica, han hecho que Lynda se tome las cosas de otra manera. Ahora disfruta de los placeres más básicos de la vida: estar con su familia, compartir con su pareja, acariciar a sus perros, chinear a su nieta Ellie y sonreír tanto como pueda.
En una profunda conversación, esta puertorriqueña de corazón tico y residente de Estados Unidos, nos cuenta sobre su nueva faceta, sobre los momentos de quiebre en su vida, su estreno como abuela y su versión de qué sucedió en su última cirugía.
¿Cómo se siente a sus 46 años de edad?
"Estoy en una de las etapas más bonitas de la vida, me siento completa, siento que tengo por primera vez la estabilidad, hay amor en mi vida, los niños están bien, las cosas marchan bien. Disfruto los momentos que me da la vida, con la familia, los viajes, ya uno ve las cosas diferentes, aprendes a sacarle provecho a la vida de otra forma y vivir más tranquila."
Dice que hay amor en su vida, ¿cuál es su situación sentimental?
Hay una persona especial en mi vida, estoy pasando un momento bonito, estoy disfrutando. A mi edad el amor se disfruta de una forma diferente, se aprecian las características de la personalidad, los momentos lindos; es una persona muy especial y la estoy pasando muy bien.
Ahora que se está estrenando como abuela, ¿qué se siente tener una nieta?
“En este preciso momento, mientras te contesto estoy chineando a la nieta, me la trajeron de Texas. Ha sido una de las experiencias más bonitas: ver a mi hija ser mamá y yo aún estar joven para poder disfrutarlas a ambas. Esta etapa tan bonita ha sido una verdadera bendición. La niña es hermosa, ahora paso más tiempo con mi hija Nicole y compartimos más cosas de mamá a mamá. Es una experiencia espectacular.”
¿Qué cosas le quiere enseñar a su nieta?
Respeto, determinación, amor y responsabilidad para todo en la vida.
¡Con esposo! ¿Se casaría de nuevo?
“Por supuesto que me caso de nuevo. Amo estar casada. La boda sería él y yo en la corte, y listo.”
¿Cuál experiencia marcó un antes y un después en su vida?
“Mi hija mayor demanda a su propio padre por abuso sexual. En ese momento no puedes pensar ni respirar. Sin embargo, yo no sé de dónde saqué fuerzas para apoyarlas y tratar de continuar adelante sola con las dos. Hoy día la justicia divina todo lo está acomodando en su lugar y las tres somos más fuertes que nunca.”
¿Cómo hizo para seguir creyendo en el amor después de esa experiencia?
"Siempre he creído en el amor. En la vida hay personas enfermas y por eso suceden estas cosas. Dios es grande y esta prueba es lo más doloroso que una madre puede vivir, sin embargo, porque alguien me hizo daño a mí y a mis hijas no hay que dejar de creer en el amor, más bien se aprende a identificarlo mejor."
¿Qué sucedió en su última cirugía, qué salió mal?
"Cuando yo me reuní con el doctor, a mí me dijeron que la cirugía duraba máximo tres horas. Sin embargo, la cirugía se extendió casi siete horas, aparentemente estuve con presiones altas por mucho tiempo durante la cirugía y eso me causó un paro renal, se me paralizó el riñón. Ahí fue cuando se dio la complicación, demasiadas horas con anestesia y presión alta.
Gracias a un amigo doctor, que leyó los resultados, me envían a la Clínica Bíblica y ahí me comunican que lo que tengo es un paro renal, dejé de orinar y luego de eso estuve internada 20 días con diálisis.
Fue una de las experiencias más horribles de mi vida, jamás pensé que me iba a pasar eso, pues yo traté de buscar un buen doctor y pensé que tenía un buen anestesiólogo pero las cosas no salieron bien."
¿Tomó acciones legales?
“Hay un proceso legal en contra del doctor. Hay un proceso y un expediente que respalda lo que estoy diciendo.”
¿Qué la llevó a interponer esa demanda?
"Porque a mí nunca se me dio una explicación de cómo fue posible de que yo estuviera tantas horas con presión alta.
La misma anestesióloga me lo dijo, “ahí estuviste con presión alta, y lo estuvimos manejando así”. A mí esas palabras me quedaron en el sistema, fue mi vida la que estuvo en juego, yo estuve a horas de morir.
Desde el momento en que salí del hospital, nunca más recibí una llamada de la anestesióloga ni del doctor, ni tan siquiera para preguntar cómo seguí ni para una cita de control. Yo procedí a demandarlo porque me sentí abandonada por mi doctor."
¿Por qué inicialmente en su Instagram excusó la responsabilidad del médico que hizo la cirugía?
"Cuando hago ese video, yo estaba en cuidados intensivos, me acaban de poner la vía central en la yugular y vengo saliendo de una sedación. No tengo la idea de cómo diantres yo agarré un celular, porque apenas venía despertando.
Asumo que excluí la responsabilidad del médico porque yo no sabía lo que me había pasado, yo llegué al hospital casi que inconsciente creyendo que estaba deshidratada. El doctor lo que decía era que yo estaba deshidratada, que había que darme proteína y ponerme suero, yo no sabía que tenía un paro renal.
Después hay un segundo video donde yo aclaré la situación. Cuando llegué a Miami, un doctor me sentó a explicarme paso a paso lo que me había sucedido, y ahí caí en cuenta de la negligencia que hubo en mi caso."
¿Se volvería a hacer una cirugía estética?
“Jamás.”
¿Por qué sintió necesidad de recurrir a estos tratamientos estéticos?
“Sinceramente no lo necesitaba. A veces uno es ingrato con la vida, con todas las bendiciones que uno tiene, y trata de buscar la perfección, quizá por la misma presión de la gente o del medio. Yo no necesitaba lo que me hice, fue puro capricho.”
¿Qué aprendió de su última experiencia?
"Primero, que para realizarse un procedimiento de cirugía estética hay que investigar muy bien quién va a operar; no necesariamente por ser el doctor de moda, es el mejor. Hay que hacer preguntas y conocer también quién es el anestesiólogo porque él tiene un papel muy importante en una cirugía.
Lo más que aprendí es que la vida es tan corta, se va en un abrir y cerrar de ojos. Cuando a mí me dijeron que no me garantizaban la vida, yo ni siquiera lloré, lo que pensé fue en que tenía pocas horas para organizarme y decirle a mi hija mayor lo que tenía que hacer. Le agarré la manita a mi hija y le dije: no llore, escúcheme lo que tiene que hacer."
¿Qué cambió en su vida después de eso?
"Después de eso para acá, cuando ya empecé a sentirme más fuerte, empecé a hacer cosas que no hacía antes. Estoy disfrutando al máximo los momentos que tengo, ya no me preocupa tanto el qué dirán, lo más importante es la familia. Las demás cosas solitas van cayendo en su lugar. Yo creo que uno vive mucho con el qué dirá la gente, eso no importa, si vos estás tranquila con vos, todo fluye.
De ahí para acá veo la vida completamente diferente, la vivo más, disfruto más. Fue una lección para toda la vida."