NUEVA DELHI – El próximo primer ministro indio, Narendra Modi, ha prometido dar un gran impulso a la aletargada economía de su país. Cuando se le preguntó sobre cuáles eran sus planes de reforma, simplemente respondió: “Nuestro PIB debe crecer”. Parece un objetivo obvio, pero, en los últimos años, India lo ha estado perdiendo de vista.
¿Qué va a ser necesario para que la economía india regrese a un crecimiento sostenible? Creemos que los siguientes cinco sencillos hechos son la clave.
En primer lugar, India es un mercado emergente “joven”, lo cual significa que es posible alcanzar altos índices de crecimiento económico durante los próximos cinco años sin hacer grandes cambios a sus instituciones. El producto de un país depende de sus entradas, es decir, su fuerza de trabajo y bienes de capital, y en la eficiencia con que las usa. Si los bienes de capital (como la infraestructura) son deficientes, la manera más rápida de generar crecimiento es invertir en ellos (siempre que haya disponible financiamiento). Este es el “fruto colgando en la rama baja” que Modi debiera coger de inmediato. El proceso de elevar la eficiencia del uso de los recursos y el nivel de habilidades de la fuerza de trabajo es mucho más dificultoso y gradual.
Segundo: el sector servicios ha sido el principal impulsor del crecimiento económico en las últimas décadas. La proporción de valor añadido del sector industrial no ha salido del 25%, y la proporción de microempresas y empresas medianas en el empleo del sector manufacturero en India es un 84%, en comparación con un 25% en China, lo que viene a ser un anacronismo para un país con el nivel de desarrollo de India. No es una virtud el que su economía haya pasado de ser agrícola a estar impulsada por los servicios sin prácticamente haber tenido crecimiento: es consecuencia de políticas que han obstaculizado la manufactura y la minería.
En momentos en que los costos de producción aumentan en China, los compradores internacionales buscan fuentes alternativas de productos manufacturados. Con su gran fuerza de trabajo, India debe aprovechar esta oportunidad para reforzar su sector industrial.
Tercero: el lugar de India en la clasificación de “Facilidad para hacer negocios” del Banco Mundial cayó desde el 116, entre 189 economías, en el 2006 al 134 en el 2013, una clara evidencia de que las reformas se han estancado. El nuevo Gobierno debe revertir esta tendencia y mejorar el ambiente para hacer negocios. Existe un alto número de inversionistas nacionales e internacionales que responderá de manera positiva y veloz a cualquier mejora que se haga al ambiente institucional indio, lo cual debería ser un proceso constante.
En este campo tampoco se necesitan grandes reformas: se podrían lograr importantes avances mediante cambios normativos para acelerar la aprobación de los permisos de negocios y las autorizaciones ambientales, simplificar las leyes laborales y llenar las vacantes judiciales. Todo esto ya se sabe: lo que se necesita ahora es la voluntad de emprender estas reformas y un mecanismo de supervisión y rendición de cuentas para asegurar que la burocracia las implemente con rapidez y eficiencia.
En cuarto lugar, en los últimos años, la falta de disciplina fiscal ha sido costosa para la economía india, ya que el exceso de la demanda surgida de los altos déficits se tradujo en una inflación persistentemente alta y fue en parte responsable de los grandes déficits de cuenta corriente. La disciplina fiscal debe ser una prioridad, no un detalle al que se presta atención de manera tardía. Los mercados emergentes necesitan un sólido compromiso con mantener a raya los déficits fiscales. Se hace necesario crear nuevas leyes presupuestarias, siguiendo el camino de la Ley de Responsabilidad Fiscal del 2003, pero con más poder de acción.
Por último, es de capital importancia mejorar la cantidad y calidad de la educación y la sanidad a través de relaciones de colaboración con el sector privado y el ámbito de la investigación. El nuevo Gobierno debe promover asociaciones entre investigadores y autoridades para crear y evaluar programas innovadores que solucionen retos de políticas complejos como la mejora de los resultados educacionales y la promoción de la prevención en la salud.
India tiene la suerte de contar con destacados académicos y pensadores en casi todos los ámbitos, que pueden ayudarle a impulsar esa innovación en colaboración con el servicio civil. Así como existe un asesor económico en jefe en el Ministerio de Finanzas, ¿por qué no tener un tecnócrata o asesor médico en jefe que trabaje en conjunto con las secretarías de Educación y Sanidad?
¿Podrá cumplir en estos ámbitos el gobierno de Modi? No hay duda de que ha sido un adalid del crecimiento económico: constantemente hace referencia a sus éxitos en la construcción de carreteras y la seguridad del suministro energético como ministro en jefe de su estado natal de Gujarat. El manifiesto del BJP propone impulsar “el mínimo de Gobierno y el máximo de gobernanza”.
Resulta reconfortante ver que se reconozca que, algunas veces, el Gobierno puede ser el problema. Pero, para reproducir a nivel nacional el éxito de Modi en Gujarat y dar respuesta a otros desafíos para el desarrollo, se requerirá la cooperación de los gobiernos estatales, algo incierto en el mejor de los casos. Después de todo, cualquier intento por cambiar las normas y las leyes (como la legislación laboral) que benefician a grupos de intereses bien establecidos genera oposición. Por años ha sido evidente lo que necesita la economía india, el reto del nuevo Gobierno será hacerlo realidad.
Gita Gopinath es profesora de Economía en la Universidad de Harvard.
Iqbal Dhaliwal es subdirector del Laboratorio de Acción contra la Pobreza Abdul Latif Jameel (J-PAL) del Departamento de Economía del MIT.© Project Syndicate.