Hoy más que nunca necesitamos pensar de modo solidario, en un marco de cooperación respetuosa. El pensamiento humano es esencialmente dialógico. Podemos pensar juntos y ofrecer, acoger y agradecer las ideas.
Lo diverso no tiene por qué ser contrario. Pensar no es una tarea fácil, pero aun en vertientes distintas las personas somos capaces de acercarnos y abrirnos hacia otras formas de pensar, de salirnos de los supuestos y contemplar la realidad desde nuevas perspectivas.
Por ello, la educación es la primera responsabilidad social de los ciudadanos. En ella se juegan el futuro y la sostenibilidad.
Pensar supone esfuerzo. La educación es un valor antropológico y moral. El valor de la enseñanza supera el de todos los medios materiales. Está encaminada no solo al conocimiento, sino también a la formación del carácter, a la vivencia de los valores que son bienes éticos.
Uno de los grandes retos de la educación es dotar a la libertad de significado. Orientarla hacia la búsqueda de la verdad. Las convicciones se hacen propias, no se transfieren. Educar es formar criterio porque el protagonista de la educación siempre será el educando.
La formación nada tiene que ver con la manipulación, el adoctrinamiento o lo políticamente correcto. Requiere valor educar, porque es necesario tener coraje para exigir. Cultivar un binomio de estímulo y esfuerzo.
Como nunca antes, necesitamos formación intelectual y cultural, así como preparación científica y humanística, porque nos adentramos en lo que algunos llaman la quinta revolución industrial: el transhumanismo, liderado por la inteligencia artificial que nos exige desarrollar el pensamiento crítico.
Los datos no se cuantifican; se pesan. ¿Radicará el poder en la información o en el pensamiento? Debemos enseñar a pensar. Nuestro modelo educativo tiene que cambiar.
Leonardo Da Vinci decía que quien piensa poco yerra mucho. Hamartia es un término usado en la Poética de Aristóteles que se traduce usualmente como “error trágico”, “error fatal”, defecto o fallo. Tiene sus raíces en la noción de errar el tiro.
El estagirita comparaba esta situación con el arquero que trata de dar en el blanco. En una competición, lo importante no es llegar de primero, sino acertar en el blanco. “Una buena educación no es aquella que se imparte con más medios y produce jóvenes más competitivos. Es aquella en la que se hace diana: en la que se piensa alto, se siente hondo y se habla claro”, afirma el filósofo español Alejandro Llano.
Otro filósofo, Martin Heidegger, afirmaba que lo más grave de una época cargada de gravedad es que aún no se piensa. En una acelerada sociedad mediática y seducida por la inmediatez, la reflexión muchas veces brilla por su ausencia.
¿Atravesamos una crisis de pensamiento? El origen de la palabra crisis deriva del verbo en griego antiguo krinein, cuyo significado es juzgar para tomar una decisión y cuyo sustantivo krisis, significa juicio, decisión.
Más allá de una objetiva crisis económica, quizás atravesamos una crisis de índole cultural y ética. Una crisis en los fines más que en los medios. Uno de estos fines debe ser la grave responsabilidad de pensar juntos para llegar finalmente a un entendimiento. Todos somos arqueros y debemos actuar con firmeza. El blanco está claro, pero es arduo.
La autora es administradora de negocios.