Un tema doloroso y delicado de estudiar es la delincuencia en menores de edad
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Por Amalia Chaverri
Si hay un tema doloroso, complicado y sobradamente delicado de estudiar y conocer en todas sus variables, es el de la delincuencia en menores de edad. Consciente de lo anterior, haré un abordaje a partir de los contenidos de un texto titulado Invisibles: Historias de adolescentes que cometieron homicidio, de Etty Kaufmann Kappari, psicoanalista, criminóloga, escritora y autora de ensayos, basado en hechos reales. El pavoroso problema de jóvenes asesinando, como es del conocimiento de los lectores, está en estos momentos en el foco de interés de la ciudadanía.
El sugerente título, como puerta de entrada al texto, es un llamado a interesarse por esta población tan necesaria de ser visibilizada.
Los “invisibles” se refiere a la población de jóvenes que cometieron crímenes en su adolescencia, entre los 12 y los 17 años, momento en que se considera que su estadía en la institución ha concluido. El texto de Kaufmann ha interesado a varias entidades que le han ofrecido un espacio para la divulgación, así como al Colegio Profesional de Psicólogos.
En estos reconocimientos subyace la intención de que el público tome conciencia de la envergadura del problema y del interés de especialistas y lectores en general. Justo al inicio del texto, la autora comenta: “Este libro se basa en entrevistas que hice a jóvenes que cometieron homicidio durante su adolescencia, la mayoría hombres (porque matan más los hombres que las mujeres)”.El proyecto fue parte de varias investigaciones realizadas por la autora en un período de aproximadamente 10 años.
El texto está construido intercalando, por un lado, los comentarios de la autora en los que expresa sus angustias, sentimientos y la pregunta que ella se hace: “Quiero saber que pasó entre el niño que fue y el adolescente que jaló el gatillo (...). Por lo que me han contado los muchachos y las muchachas, los homicidios no suceden de un día para otro: ya ha pasado mucho en sus vidas cuando jalan el gatillo, cuando clavan el cuchillo”.
El corazón de la investigación son las veintiuna entrevistas realizadas a los jóvenes; ello nos permite singularizar cada una de las historias que les preceden y en donde el lector puede concientizar sobre las dolorosas experiencias que los acompañan desde la más temprana edad. “A veces es mi voz la que habla, a veces es la de ellos y ellas”, dice la estudiosa. Y aclara, atinadamente, en su texto: “Les cuento mi versión de la versión que me dieron”.
Es un texto que nos permite conocer no solo la realidad de esta población y sus condiciones de internamiento. Un ejemplo es el programa de Educación Abierta que se les ofrece por medio del MEP, y que se trata de una oferta flexible que se adecúa al entorno y a las posibilidades del estudiante.
“Invisibles” nos visibiliza la responsabilidad que compartimos todos, como país, en el abordaje y planteamiento de políticas para el cuidado y protección de los adolescentes, a través de una escritura que sensibiliza, conmueve y pone un rostro a la criminalidad en los jóvenes.
Antes de cerrar, transcribo unas palabras de la autora donde se refiere a una pregunta que se le hizo sobre lo duro del trabajo que se lleva a cabo con los jóvenes “invisibles” del Zurquí. Dice así: “Alguien que leyó el borrador de este libro me dijo que era muy pesado... Es cierto, coincido, es pesadísimo. Por eso, lo comparto, para repartir el peso en quienes nos enteramos de lo que pasa dentro de las rejas”.
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