El déficit fiscal, el más alto de América Latina, y el aumento en los precios de las materias primas que se cotizan en el mercado internacional amenazan la estabilidad económica del país ( La Nación , Economía, 11/04/2011). En consecuencia, es urgente adoptar medidas que contribuyan, por una parte, a sanear las finanzas del Estado y, por otra parte, a dinamizar la economía.
El país necesita una reforma tributaria, pero en paralelo se requieren herramientas y estímulos a los sectores productivos para hacer crecer la economía. Particularmente, veo en el Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) una valiosa oportunidad; sin embargo, las prioridades del Poder Ejecutivo parecen ser otras.
En 2010, la Asamblea Legislativa conformó una comisión especial con el objetivo de diagnosticar el funcionamiento del SBD (Ley 8634) y recomendar los cambios necesarios. Lamentablemente, perdimos cinco valiosos meses durante el periodo de sesiones extraordinarias.
El SBD fue concebido como una primera grada para apoyar y convertir a emprendedores considerados “no bancables” (pequeños empresarios que carecen de patrimonio para responder –ofrecer en garantía– por un préstamo ante el sistema financiero nacional) en sujetos de crédito, mediante tres herramientas: servicios no financieros, créditos accesibles y un fondo de avales y garantías.
k1. Los servicios no financieros responderían a la necesidad de los usuarios de recibir asesoría técnica y acompañamiento durante el proceso de consolidación de sus proyectos.
k2. Los recursos del fondo de avales y garantías se utilizarían como garantía para respaldar las operaciones crediticias –hasta un 75%– de los emprendedores que no tienen patrimonio para responder por un crédito.
k3. El fondo de crédito, por su parte, dispone de recursos para apoyar directamente y en condiciones favorables los nuevos emprendimientos en todos los sectores: industrial, agropecuario, servicios, comercio, entre otros.
Los recursos que sustentan el SBD provienen de las instituciones bancarias y de la consolidación de los fideicomisos creados para tal efecto, como el Finade; del peaje bancario (17% de los depósitos colocados en la banca privada) y de las utilidades –un 5%– de los bancos estatales. No hay intermediación financiera.
Acceso a recursos. Visto como la primera grada para emprendedores, el SBD pretende que los nuevos empresarios consoliden sus proyectos en un futuro cercano y puedan acceder por sí mismos a otras herramientas de financiamiento para continuar con sus actividades. Así, los recursos del sistema estarán siempre disponibles para nuevos emprendimientos, lo que convierte al sistema en un movilizador social y generador de empleo, que propicia una mejor distribución de la riqueza, con el consecuente desarrollo y crecimiento económico del país.
El SBD va más allá de la simple concesión de créditos, ya que incorpora una serie de servicios e instrumentos de carácter financiero y no financiero, que promueven el crecimiento económico mediante la diversificación de operaciones y el acompañamiento –capacitación y asistencia técnica– de los emprendedores. El objetivo es canalizar los recursos de forma eficiente y ofrecer oportunidades e igualdad de condiciones a las pequeñas organizaciones socio-productivas. Solo así se puede salir del rezago, crear fuentes de trabajo y disminuir la pobreza.
Si queremos democratizar las oportunidades y estimular la participación ciudadana para dinamizar la economía, debemos hacer un profundo análisis de los proyectos propuestos para fortalecer el SBD. Esa es una tarea de la Asamblea Legislativa y, como oposición, asumimos nuestra responsabilidad.
Pese a la desidia del Poder Ejecutivo, en la comisión especial prevalece el interés de mejorar la ley, o sea, de fortalecer el SBD para que llegue a los sectores que necesitan los recursos y apuntalar lo que denominamos una espiral de crecimiento: al consolidarse los primeros emprendimientos, el apoyo financiero se canalizará hacia nuevos proyectos.
Revisar el SBD e introducir los cambios que se requieren para cumplir con los objetivos propuestos es una tarea urgente. El Gobierno de la República congeló la discusión durante todo el periodo de sesiones extraordinarias, pero esperamos retomarla en mayo próximo y, con el apoyo de todas las fracciones, darle al país, al menos, una herramienta para reactivar la economía.