Hace unos días fui testigo de una enseñanza hermosa: una gran señora, con una trayectoria intachable, doña Inés, participó en forma magistral en el programa «¿Quién quiere ser millonario?», donde con aplomo, capacidad y carisma llegó hasta la última pregunta y obtuvo el premio mayor.
Ella, siempre ecuánime, me dio una gran lección de vida. Entendí que los días y los años no deben pasar en vano, que cada momento debe ser aprovechado al máximo para aprender nuevas cosas y para compartir ese conocimiento con las demás personas, y para enriquecernos y enriquecer a quienes nos rodean, porque actuar así también nos hace mejores ciudadanos y hacemos de este un mejor país.
¿Su secreto? Parece algo muy simple, pero en realidad es muy complejo, ¡leer! Sí; leer, enriquecer nuestra mente, nuestra alma, nuestro espíritu, ya que el conocimiento, sea cual sea, definitivamente, nos hará mejores seres humanos, y eso queda claro en doña Inés.
Ella, siempre con un libro bajo el brazo, ¿qué le gusta leer? Cualquier cosa que enriquezca su conocimiento, qué maravilloso mensaje. ¿Por qué es complejo? Bueno, porque parece que no tenemos tiempo, porque parece que el trabajo, los dispositivos electrónicos, las emisiones en directo por Internet («streaming») y las pocas horas de sueño nos roban el tiempo para abrir un libro y aprender, para llevar un curso en línea, para hablar con una persona con más sabiduría que nosotros y aprender de ella.
Me di cuenta de que estaba muy tranquilo con mi rutina, fui a mi biblioteca y fue impactante para mí constatar que más de la mitad de los libros que tengo no los terminé, e incluso algunos ni empecé a leerlos por cuanto, desgraciadamente, siempre están presentes el «no tengo tiempo ahora» o «después lo hago».
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También, descubrí que creía que con lo que hacía o conocía era suficiente para sobrevivir en este mundo en ocasiones tan cruel, donde si no se conocen las tendencias de las redes sociales o las series de moda se es objeto de críticas y se pierde el estatus de humano digno.
Gracias, doña Inés, pues el día que la vi y escuché sus consejos empecé a tomar decisiones para hacer las cosas de un modo diferente, a fin de enriquecerme como ser humano y dejar de encajar más en una sociedad que a veces no me aporta y me destruye.
Espero llegar a su edad con su sapiencia, con su carisma y su forma de enfrentar los retos de la vida, sin importar los obstáculos que se presenten en el camino.
El autor es administrador de empresas.