La crisis económica se palpa en las calles de San José y causa alarma, pero fuera de la periferia lleva bastante tiempo siendo común. Nuestras costas son el mejor ejemplo del abandono estatal para facilitar e incentivar inversión privada proveedora de empleo. Por el contrario, abstraídos de la realidad, nuestros gobernantes y las instituciones públicas entorpecen y burocratizan la creación de riqueza.
Para hablar de crecimiento económico, primero necesitamos referirnos a la seguridad jurídica, la cual lleva consigo la existencia de un ordenamiento de referencia que no puede ser otro que el constitucional
La seguridad jurídica es un elemento esencial del Estado de derecho que, por un lado, obliga a los poderes públicos a actuar de conformidad con las normas aprobadas y, por otro, es una garantía para la ciudadanía de que los poderes del Estado no renunciarán a la observación de esas normas.
La ineficiencia estatal, sin embargo, ha llegado a niveles tan alarmantes que a menos de un mes de entrar en vigor la reforma fiscal más considerable de los últimos 40 no existen los reglamentos a la leyes correspondientes, y durante estos seis meses hemos visto desfilar varias versiones con cambios abruptos que impiden al contribuyente definir no solo su estrategia de negocios y crecimiento para los próximos años, sino también conocer sus deberes fiscales, lo cual lo pone en riesgo de que, por la incompetencia pública, se le sancione.
Fisco como aliado. Lamentablemente, la tarea no ha sido sencilla, por existir una técnica legislativa deficiente para la formulación de leyes. La reforma fiscal incluye fuertes modificaciones al pago por parte de las empresas y las personas. El Estado no debe dejar en indefensión a sus ciudadanos de cara a sus deberes con el fisco.
Mucho menos cuando la economía atraviesa una severa crisis que algunos sectores no quieren ver. El mejor aliado del fisco es el sector privado porque genera la riqueza de la cual el Estado toma parte para sostenerse, por ello, además de aumentos en las tarifas, la mejor reforma fiscal y estrategia de recaudación es un fuerte dinamismo económico y la seguridad de que las reglas están claras. El fisco debe ser un aliado del sector privado, no un contendiente.
Toda discreción de los servidores públicos no solo es antidemocrático, sino también un incentivo perverso para la corrupción. Es imprescindible para un extranjero o nacional tener certeza de que su inversión, que probablemente creará empleos e inyectará capital a la economía, y en general ayudará al crecimiento económico, estará protegida por el país y no se verá en riesgo de sufrir pérdidas inesperadas o el fracaso de su proyecto.
Importancia de la seguridad. Cuanta mejor sea la reputación de un Estado en la aplicación de los conceptos de seguridad jurídica, tanto más será la inversión extranjera. Cuanta mayor sea la seguridad jurídica y libertad del individuo, más fuerte será la democracia.
Abstraídos de la realidad, desafortunadamente, en la corriente legislativa corren vientos populistas para limitar la libertad e incluso desconocer la seguridad jurídica de que todos somos inocentes hasta que se pruebe lo contrario, y la inocencia no solo engloba nuestra libertad de tránsito y ejercicio civil, lo hace también en cuanto a la propiedad privada como derecho constitucional.
Si queremos un país próspero, necesitamos empezar a incentivar y facilitar el emprendimiento, pero con la garantía de que existe un marco normativo transparente al cual el empleado público se apega de manera objetiva.
El Estado debe estar al servicio del ciudadano, no en beneficio del mismo Estado representado por su aparato burocrático.
Abogado tributarista.