Corría el siglo XIV y el Senado de Venecia tomó una decisión: para proteger la ciudad de la peste negra, se exigiría a los barcos, antes de atracar, pasar un quarantine (40 días) en una pequeña isla para observar si los viajeros desarrollaban algún síntoma. Antes de ese acuerdo, el periodo era de solo trentine (30 días). Quaranta giorni fue, entonces, una innovación veneciana.
Desde entonces, la cuarentena ha sido una práctica para controlar el esparcimiento de diversas epidemias, como la fiebre amarilla, el cólera, la fiebre tifoidea, la tuberculosis multirresistente, el ébola y, hoy, el covid-19. Existen la cuarentena y el aislamiento hospitalario. Aunque ambas son formas de prevenir la transmisión de una infección reduciendo la interacción entre personas, hay una diferencia fundamental.
Se pone en aislamiento a quienes se les ha diagnosticado una infección transmisible o existe gran sospecha de tenerla. La cuarentena, en cambio, es para quienes están bien, pero se sospecha de haber estado expuestas a tales infecciones.
Principios de Siracusa. Una guía de cómo y cuándo los derechos humanos podrían ser restringidos para prevenir la diseminación de una enfermedad infecciosa son los Principios de Siracusa, documento redactado por el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas en 1984.
La idea central es que la cuarentena, como ocasiona una restricción de las libertades individuales, demanda un mínimo de legalidad, proporcionalidad y gradualismo. Debe responder a una necesidad social (salud pública), no ser arbitraria ni discriminatoria, y debe ser lo menos limitante posible para conseguir el objetivo de prevenir la propagación de la enfermedad basándose en evidencia científica.
La declaración promueve la transparencia en la información, pues las personas infectadas no deben ser víctimas de abusos ni maltratadas, y se les debería compensar por sus pérdidas económicas y materiales.
Un artículo de la revista médica The Lancet, del 26 febrero, explica que la cuarentena suele ser una experiencia desagradable, durante la cual las personas podrían manifestar irritabilidad, depresión, ansiedad, insomnio e incluso potencial desarrollo de estrés postraumático.
Por tanto, como medida para mitigar esos efectos, la cuarentena debe mantenerse durante el menor tiempo posible, informar a la población, asegurar suministros adecuados y facilitar la comunicación con los seres queridos.
Leyes y lineamientos nacionales. La Ley General de Salud no contempla la cuarentena para los seres humanos. Solo se refiere a la agropecuaria cuando los animales están enfermos o han sido traídos de otros países. Aun así, es posible deducir del artículo 37, en cuanto a los deberes de las personas, "evitar toda omisión en tomar medidas o precauciones en favor de la salud de terceros”, la obligatoriedad de acatar las recomendaciones de las autoridades sanitarias.
La versión 5 de los Lineamientos nacionales para la vigilancia de la enfermedad covid-19 indica que el aislamiento de las personas sospechosas y confirmadas se hará en su hogar durante un lapso de cinco días y se les dará seguimiento telefónico. Al final de este periodo, se decidirá si darles de alta o prorrogar el aislamiento.
No se habla de cuarentena de los contactos, más bien, dice que estos no se aislarán, sino que se les dará seguimiento telefónico durante 14 días, y aquellos que presenten síntomas sí serán aislados.
Para contener el coronavirus, deben restringirse en alguna medida los movimientos de personas expuestas aún sanas, que días antes de iniciarse los síntomas pudieron haber viajado en bus, asistido a una conferencia o haber departido con sus amigos. Los lineamientos no contemplan la obligación de las personas sanas a quedarse en el hogar.
Cuarentena voluntaria. Algunos proponen una alternativa: la cuarentena voluntaria y el distanciamiento social. Para eso, se necesita confianza de las personas en el gobierno y de este en las personas, y la posibilidad de resarcir a la gente los costos personales o financieros de quedarse en el hogar.
Las recomendaciones sencillas de lavarse las manos, no saludar con las manos y no tocarse la cara son las medidas más eficaces para reducir la transmisión del virus persona a persona.
Con el covid-19 ya en casa, debe discutirse la necesidad de redactar nuevos lineamientos que propongan escenarios donde el distanciamiento social sea recomendado a las comunidades y que además aconsejen un periodo de cuarentena en el hogar para los contactos, considerando posibles medios de compensación económica y social debido a la restricción de las libertades.
El autor es médico.