Los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) son una agenda mediante la cual se pretende poner fin a la pobreza, reducir el desempleo y luchar contra la desigualdad.
Se compone de 17 objetivos y el 8 es promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
¿Qué ha hecho Costa Rica para que todos los ciudadanos en edad de trabajar consigan una plaza y para asegurarles un trabajo decente?
Los economistas consideramos que la tasa desempleo no debería sobrepasar el 5 %. La situación, lamentablemente, se nos ha puesto cuesta arriba en los últimos años. Hemos experimentado la ralentización en el crecimiento de algunos sectores, así como el aumento del desempleo entre la población costarricense. La tasa de desempleo es del 12 %, es decir, cerca de 294.000 personas buscan trabajo y no lo encuentran.
¿Y qué es trabajo decente? Según la Organización Internacional del Trabajo, para que un empleo sea considerado decente, debe cumplir con cuatro pilares fundamentales, entre los que quisiera destacar, de manera particular, la protección social.
De acuerdo con la más reciente Encuesta Continua de Empleo, un 45 % de las personas ocupadas están en un empleo informal y un 32 % del total de los ocupados no tienen un seguro. Lo anterior quiere decir que a casi la mitad de quienes trabajan no se les garantizan sus derechos laborales, como el acceso a la seguridad social. Todo trabajo remunerado debe aparejar un piso mínimo de protección social.
Queda en evidencia que nos queda un largo camino para cerrar la brecha. Para ello, se deben aprobar políticas en instituciones como la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) para permitir asegurar a la población por jornadas distintas a las actuales. Las condiciones de aseguramiento deben adaptarse a los tiempos, pero parece que nos hemos quedado atrás.
Mal clima para pymes. Otra meta del objetivo 8 es promover políticas que apoyen las actividades productivas, la generación de emprendimientos y el crecimiento de las micro, pequeñas y medianas empresas. Sin embargo, solo durante el 2018 cerraron sus puertas 56.530 microempresas de los hogares.
Múltiples razones se pueden invocar: la dificultad de hacer negocios en Costa Rica, limitado acceso al crédito productivo, altos costos asociados a la actividad y mucha competencia, entre otros.
El cierre de esas empresas significó una caída del 22 % del empleo generado por las microempresas de los hogares.
Si a todo lo anterior le agregamos la presión que la cuarta revolución industrial pone sobre los actuales trabajos, las acciones para fortalecer el talento humano no solo son indispensables, sino urgentes, máxime si consideramos que el 60 % de la población ocupada no ha concluido la secundaria, lo cual nos agrega un grado adicional de vulnerabilidad.
Pareciera que la forma como hemos estado haciendo las cosas no produce cambios significativos en la dirección hacia donde apuntan las metas de desarrollo sostenible. Para lograrlo, es necesario pensar fuera de la caja, permitir que la innovación social permee en las instituciones del Estado, ejecutar acciones valientes que permitan acelerar la economía y tener empresas sostenibles a fin de generar trabajo decente para no dejar a nadie atrás en la Costa Rica del bicentenario.
El autor es economista.