A pesar de los logros de Costa Rica en términos de crecimiento económico en las últimas dos décadas, hay razones para preocuparse por el futuro desarrollo social y económico basado en la innovación. En efecto, uno de los indicadores que contribuyen a prever la capacidad de un país de incorporar conocimiento a los distintos sectores de la economía, el número de investigadores por millón de habitantes, refleja un comportamiento zigzagueante y un rezago al compararlo con el promedio para América Latina y el Caribe (LAC) en el período 1994 -2007.
No obstante, como si se tratase de realidades alternas, la alta inversión en educación y la disponibilidad de mano de obra altamente calificada figuran entre las estrategias utilizadas para promover el crecimiento económico. No se vale bajar la guardia, pues este déficit compromete no solo nuestro presente, sobre todo ahora que Cinde apuesta por la atracción de firmas de biotecnología, tecnología limpia y energías renovables, sino también nuestra capacidad de llevar la inversión en ciencia y tecnología en un corto plazo a un 1% del producto interno bruto (PIB), cifra mencionada por organismos internacionales como un umbral que apalancaría un nivel de desarrollo sostenido.
A pesar de los números, este fenómeno no necesariamente debe verse como un simple juego en el que unos países ganan y otros pierden, sino que puede ser ventajoso para todos. Así lo demuestran Argentina, Chile y México que ya tienen en marcha programas novedosos para amortiguar sus efectos negativos al convertir la fuga en circulación de cerebros. Por ejemplo, el Programa R@íces (Red de argentinos investigadores y científicos en el exterior) ha sido declarado Política de Estado bajo la actual administración. Más recientemente, el diario
Además de procurar su reinserción conforme surjan posibilidades, buscará también que compartan información relacionada con oportunidades de desarrollo (como la constitución de redes de intercambio con centros de I+D de primera clase con la academia y con empresas de base tecnológica), que participen en proyectos de investigación y en consultas para la toma de decisiones clave para el sector. Con este norte coinciden la Red Ticotal con la Fundación Crusa, el Micity el Conicit así como el Ministerio de Relaciones Exteriores, instituciones que en razón de su importancia estratégica, avalan la iniciativa.
“Cuenten conmigo '”, así han acompañado su ficha de adscripción a la Red más de 50 costarricenses desde instituciones de primera línea como el Institute for Human & Machine Cognition de Florida; el Nanotechnology Platform de Barcelona; el Departamento de Matemáticas de Ghent University, en Bélgica; DuPont; Kraft Foods, el Instituto Alemán de Inteligencia Artificial, el Laboratorio Finsen de biología del cáncer en Copenhague; MicroSoft Corporation; el Instituto de Ciencia y Tecnología de Corea y el Instituto Pasteur de París, entre otras.