Los alcaldes de las comunidades aledañas a la ruta 32 están alarmados por el anuncio del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) de sustituir 11 pasos a desnivel, intercambios y retornos por rotondas. No es para menos. Todos los elementos del cambio apuntan a una decisión apresurada, tomada por motivos ajenos a la función de la obra.
El primer motivo de preocupación es el diseño original. Por algo carecía de rotondas, pues las ventajas de los pasos a desnivel son obvias para la fluidez del tráfico. Las rotondas, temen los alcaldes, causarán congestionamientos en una vía vital para sus comunidades y de extraordinaria importancia para el país.
La construcción de la mayoría de los pasos a desnivel había avanzado un 28 % y en dos de los cinco intercambios principales se había construido la quinta parte de las obras. Habrá demolición y desperdicio. ¿Cómo se llegó hasta este punto si las rotondas son una solución mejor o por lo menos suficiente? Sus beneficios no fueron advertidos a la hora del diseño y apenas afloraron cuando la tercera parte de las labores en los pasos a desnivel estaba próxima a completarse.
A las inquietudes se suman las razones para el cambio de opinión. La intención no es agilizar el tránsito, sino las obras de ampliación de la carretera, abaratar costos y disminuir el número de expropiaciones requeridas. En síntesis, el súbito abandono de los planos originales obedece a falta de financiamiento y urgencia de concluir la obra, aun a costa del desperdicio de trabajo y materiales ya invertidos.
La reducción del número de expropiaciones es otra forma de decir lo mismo: menos costo y más rapidez en la ejecución. Los procesos de expropiación han sido, en la ruta 32 como en casi toda la infraestructura pública de envergadura, uno de los mayores obstáculos.
Si ninguna de las razones ofrecidas para cambiar los planos se justifica por mejoras en la función de la vía y todas obedecen a la economía y la premura, la inquietud de los alcaldes es comprensible. La impresión de una decisión precipitada crece cuando el Ministerio alega “limitaciones de tiempo” en el trabajo de campo requerido para determinar la demanda de los retornos. La prisa no permitió aplicar la metodología descrita en el contrato original y, más bien, se aplicó una “solución simplificada” para completar las estimaciones antes de diciembre.
“Para la elaboración de la herramienta por utilizar, la coordinación logística de las labores y el trabajo de campo como tal, se requiere un plazo de varias semanas, por lo que resultó inviable llevarlos a cabo para este estudio, debido a que se trabajó con un cronograma sumamente ajustado”, dice el informe presentado por el MOPT.
Según el ministro Luis Amador, en la Circunvalación (donde se han venido sustituyendo rotondas por pasos a desnivel) se mueven 70.000 vehículos diarios y en la ruta 32 el tránsito promedio es de 15.000 a 20.000. En consecuencia, la solución propuesta funcionará bien durante 20 años.
“Lamentamos muchísimo que decidieran una vez más, para la provincia de Limón, no buscar recursos, sino más bien ver cómo le ponen una curita” al problema, dijo Mangell Mc Lean Villalobos, alcalde de Siquirres. Según Walter Céspedes Salazar, alcalde de Matina, en el MOPT explicaron que los pasos a desnivel no se pueden hacer porque las expropiaciones demorarían más de seis meses y la constructora CHEC, a cargo de la obra, se iría del país en abril del 2024, cuando vence el crédito del banco chino Eximbank.
Las razones de fondo están claras y la obra tomará su forma definitiva por influjo de factores extraños a la intención inicial de dotar a Limón de una vía de comunicación terrestre más segura y rápida. La incapacidad de ejecución de obra pública sigue pasándonos la factura. Ojalá las preocupaciones de los alcaldes no se materialicen a corto plazo.