Un gabinete venido a menos

Lo que Navarro decía en agosto lo confirman ahora los audios de la presidencia, la serie de reportajes publicados por periodistas de La Nación con base en grabaciones que hizo la entonces ministra cuando se sintió utilizada y vio la necesidad de “documentar hechos que podían ir contra la ley y la ética”.

Los audios no solo reflejan manejos opacos del contrato de $300.000 del Banco Centroamericano de Integración Económica o del millonario presupuesto para publicidad estatal, sino también cuán bajas están la autoestima y la dignidad en el equipo de gobierno, al punto de tolerar el irrespeto con tal de mantenerse en cargos donde aparentan un mando inexistente.

Este gabinete, venido a menos por la desconfianza entre unos y otros, permitió que agentes de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) escrutaran los celulares para identificar a un traidor entre ellos y aguantó que en el Consejo de Gobierno se les tratara como “una raza de hijueputas”, palabras usadas por Jorge Rodríguez Vives, hoy ministro de Comunicación, en uno de los audios.

Ese irrespeto explica, también, por qué el equipo de gobierno de Chaves es el más inestable, volátil y de mayor rotación en los últimos 40 años. Los que se han ido lo hicieron porque quizás antepusieron su dignidad.

La poca autoestima en el gabinete explica por qué el Ejecutivo es tan ineficaz, el porqué del fiasco para definir una estrategia contra la ola criminal, el porqué de la parálisis en la construcción de carreteras, por qué no hay un plan para crear nuevos empleos ni ruta en la educación pública, etcétera.

El poder, sin duda, está centralizado en el mandatario, y ese estilo conlleva la falta de compromiso en su equipo para ejecutar y conseguir resultados, pues no hay sentido de pertenencia, responsabilidad o colaboración. Los audios desnudan a un mandamás que instruye a su cuadrilla.

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El autor es jefe de Redacción de La Nación.